Consumo y acto político

(Revista Barriletes, Septiembre 2016 - Nota de Tapa)

Soberanía Alimentaria y Comercio Justo


O cómo resistir al capitalismo desde la economía social
Por Luz Omar


En esta ocasión, queremos acercarles algunas claves de la economía social para encontrar juntos las razones de contribuir con formas de producción y comercialización regionales que configuran un paradigma alternativo al modelo capitalista, más sólido, más justo, más hermoso y lo más importante de todo: ¡posible! Este asunto involucra a todos los sectores de la sociedad: a productores, al ciudadano de a pie en tanto que consumidor, a la universidad como espacio de saber y de poder, a otras instituciones del estado que regulan la producción y el comercio de alimentos. 

 
No necesitamos irnos lejos de nuestro territorio para encontrar experiencias de economía social con sus razones de ser bien claras. Hace tiempo podemos hallar formas alternativas de vida y de construcción de saber en el mismo suelo latinoamericano. Acá nomás, sobre la costa del Uruguay, en Concordia, la Red de Comercio Justo Pirí-Hué se presenta como un ejemplo de buenas prácticas de comercialización y consumo digno de replicar. Justamente, el 1 de Agosto pasado, día de la Pachamama, esta red organizó en la Facultad de Ingeniería en Alimentos (UNER) de la ciudad de Concordia las “Segundas Jornadas sobre Comercio Justo y Soberanía Alimentaria”. Ahí pudimos oír las voces de personas que sostienen experiencias de producción, organizaciones cooperativas, comercialización y consumo con criterios de reciprocidad y solidaridad como principios de la economía social. Formaron parte de un panel de debate el ingeniero agrónomo Carlos Carballo, profesor titular de la cátedra libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Mirta Coronel y Silvio Galeano representantes del MoCaSE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero), Pablo Basso, director del Instituto de Control de la Alimentación y Bromatología (ICAB) de la provincia de Entre Ríos, integrantes de las cooperativas “Pescadores Unidos” de Benito Legerén y “Trigo de Oro”, dedicados a la industria panadera, productores agroecológicos de naranjas y mandarinas ubicados en Chajarí, además de otros emprendedores que integran la red de comercio justo concordiense. Todos ellos estuvieron reunidos para dialogar y compartir sus perspectivas gracias a un equipo de compañeras/os, militantes del saber, que tejen y sostienen esta preciosa red que hace pie en nuestro territorio entrerriano: un sociólogo, dos ingenieras en alimentos, una licenciada en ciencias de la educación, un licenciado en administración rural, una técnica integrante del ICAB y un largo etcétera de colaboradores y trabajadores que actualmente suman alrededor de cuarenta personas. Los títulos universitarios no están indicados para legitimarlos, sino para dar cuenta del compromiso político que cada uno de ellos asume desde su respectivo campo profesional y de saber.

El asunto que vamos a tratar se puede resumir en dos conceptos claves: “comercio justo” y “soberanía alimentaria”. El primero atiende al vínculo de comercialización que se establece entre productor y consumidor: se busca eliminar intermediarios y establecer un precio justo para los bienes comercializados, que ofrezca a los productores ganancias adecuadas y permita al consumidor conseguir productos de calidad a un precio accesible. El segundo concepto proviene de los mismos movimientos campesinos y refiere al “derecho de los pueblos, de sus Países o Uniones de Estados a definir su política agraria y alimentaria” (Vía Campesina). Veámoslo más en detalle.

Comercio justo: consumir para empoderar al emprendedor local

La ing. Romina Bacigalupo nos cuenta: “fuimos seis los locos que nos encontramos que ya veníamos trabajando con emprendedores. Empezamos a reunirnos semanalmente y convocamos a participar a productores, pero no como intermediarios nosotros, sino con la idea de que esos productores se sintieran parte de esta red.”
Una red de comercio justo destina las ganancias a quienes efectivamente destinan su fuerza de trabajo para que un determinado alimento esté listo para llegar a las mesas del consumidor local. Si por el contrario existen muchos o malos intermediarios, ocupados en el transporte y comercialización de los alimentos, es posible que se queden con ganancias excesivas, sin agregarle valor al producto. En el caso de la red Pirí-Hué, el porcentaje de dinero que se extrae para solventar el vínculo productor-consumidor garantiza su funcionamiento y actualmente carece de fines de lucro: “La red no tiene fines de lucro ni busca generar ganancias para quienes la componen. A los precios acordados con los y las productoras se les carga un pequeño porcentaje que permite solventar los gastos de logística y coordinación. Esperamos que a futuro, a medida que se incrementen los volúmenes comercializados, el emprendimiento pueda sustentar un puesto de trabajo de manera que sea sustentable y no quede sujeto al voluntarismo.” (http://www.pirihue.org) Para ello se propician espacios de distribución y recursos mínimos de instituciones estatales más la colaboración de la sociedad civil que otorgan al emprendedor local el lugar protagónico que en verdad tiene dentro de la cadena de comercialización y lo protege del riesgo de que, como es usual, sus productos se vendan a empresas desinteresadas por su desarrollo económico.
Esto es lo que explica Fabio A. Galli, que encabeza la cooperativa “Pescadores Unidos” de Benito Legerén: “Antes nos tocaba ir a pescar, pasando frío, sueño, necesidades y llegar a la pescadería y tener que esperar una semana o dos para poder cobrar el pescado que se entregaba…era pescar a lo bruto, como quien dice, y llevarlo a un acopiador que se llevaba la mejor parte. Después como cooperativa se facilitó un montón porque lo elaboramos nosotros, conseguimos gestionar un permiso para estar a un paso de que todos los fines de semana podamos tratar directamente con el cliente. Ahora les podemos ofrecer empanadas, hamburguesas. Se abrieron todas las puertas. A mí me ha tocado que ha habido gente que me dijo ¡qué buen pescador que sos! pero iba a seguir siendo toda mi vida buen pescador, nada más que eso. Y hoy estamos consiguiendo muchas cosas. Yo creo que la cooperativa, al estar unidos, nos dio una gran mano.” Similar es el caso de la cooperativa Trigo de Oro, que comercializa productos panificados. Por causa del individualismo, la falta de visión y sobre todo por mantener en la informalidad durante diez años a sus empleados, el empresario les cedió las herramientas de trabajo y ellos se organizaron para trabajar de manera conjunta. Como dice Víctor, presidente actual de la cooperativa, pasaron a convertirse “en el propio patrón”. A lo que agrega: “Si vos sos una persona responsable y te gusta hacer las cosas bien, no se te hace difícil. Como fuiste antes tenés que seguir siendo.” Convertirse en trabajadores autónomos les implica ahora sacrificio y menos presencia en el hogar, pero sintiéndose parte, verdaderamente parte del proyecto, sin malgastar las ganancias sino decidiendo en asamblea entre los siete integrantes de la cooperativa el reparto y la inversión. 
 
El consumo es un acto político

En un momento de socialización y celebración posterior a las Jornadas que tuvo lugar en la Sala de Usos Múltiples de la Facultad de Ingeniería en Alimentos, asado mediante, pudimos tomar contacto con otras personas que integran la red: mujeres, hombres, familias que hacen dulces, mermeladas, panificados, que poseen huertas familiares, que elaboran hamburguesas vegetarianas, muchos de los cuales esa misma mañana estuvieron participando de una feria que se realizó en una plaza cercana a la facultad y por la tarde vendieron algunos de sus productos durante el panel de debate.
Definitivamente la existencia y el sostenimiento de espacios físicos así como de espacios virtuales que facilitan el comercio garantiza la concepción del consumo que defiende esta red: “Entendemos que el consumo es un acto político, pues tiene implicancias directas sobre los sistemas productivos y sus diversos eslabonamientos. En el simple acto cotidiano de comprar para satisfacer nuestras necesidades, estamos contribuyendo con nuestra acción ya sea a la reproducción del sistema hegemónico de producción con su larga cadena de explotación humana, depredación de la naturaleza y concentración económica, o bien aportando a la consolidación de sistemas productivos locales realizados en base al trabajo familiar y cooperativo, con valores de reciprocidad y solidaridad y con una conciencia sobre la necesidad de cuidado de la madre tierra.” (http://www.pirihue.org)

Soberanía Alimentaria: directo desde las trincheras
Entre los integrantes del panel, también pudimos escuchar a Ana, una de las representantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero, productora de dulces y escabeches. A partir de su testimonio nos informamos sobre el lugar donde se chocan de manera más fuerte el modelo agroecológico familiar y la industria de agroquímicos. Lo cierto es que en campos santiagueños algunos empresarios no dudan en aplicar la violencia para desplazar al conjunto del pueblo indígena que allí habita, mediante la quema de casas, la contaminación el agua, la matanza de animales: “Nos están queriendo desalojar a muchos compañeros, estamos en un conflicto donde nos quemaron las casas, nos quemaron los hornos, nos quemaron los animales y nosotros estamos defendiendo nuestros derechos para que podamos tener nuestra propia producción y no donde ellos vengan y nos fumiguen y nos maten los animales. Tenemos problemas de salud, los niños que nacen con problemas por los agrotóxicos.” (Ana -MoCaSE)
En esto consiste precisamente el asunto de la soberanía alimentaria, en posibilitar un modo de producción que permite el uso de semillas guardadas por los propios campesinos, sin modificaciones genéticas, que cuida de la tierra en tanto rechaza el monocultivo, que protege la salud de productores y consumidores, por evitar el uso de agrotóxicos. Al respecto, señala Carlos Carballo: “El problema del hambre y de la nutrición de la humanidad no tiene absolutamente nada que ver con la capacidad de producción de alimentos. Es un problema de acceso y, por lo tanto, es un problema político… En ese contexto Vía Campesina dice que decidir cómo nos alimentamos, qué alimentos producimos, cómo los comercializamos, qué alimentos consumimos es un derecho de los pueblos y evidentemente atrás de eso hay un análisis. La soberanía alimentaria se alcanza con la participación activa de la sociedad. No podemos hablar de consumo sin hablar de democratización. No podemos hablar de qué y cómo producimos y de qué y cómo consumimos sin analizar el sistema alimentario que desde su inicio está muy vinculado al sistema alimentario internacional.”
El papel de la universidad pública y otras instituciones estatales
¿Qué tienen que ver las universidades públicas en todo esto? No hemos hablado de paradigmas de manera inocente. En conexión con un modelo económico se encuentran también decisiones sobre el rumbo de los temas de investigación y de producción de conocimiento de las universidades. Como núcleos de saber y de poder, las universidades pueden trabajar al servicio de un modelo u otro. Nada de esto significa que haya una conspiración monstruosa a favor del modelo de los agronegocios. La mayor colaboración en estos casos se da mediante la desinformación y el silenciamiento. Como afirma C. Carballo, muchas veces la universidad denuncia sin revelar e informa sin movilizar. La especialización de las investigaciones conduce a la focalización en factores aislados que se presentan desconectados de marcos de análisis que aborden los problemas de manera integral.
Si vamos al caso de la Facultad de Agronomía de la UBA como ejemplo de lo que sí se puede hacer, nos encontramos con la apertura, desde hace cinco años de una cátedra libre, un espacio de producción de conocimiento, que integra áreas de la cultura y del saber que la mirada disciplinar de la universidad no alcanza a contemplar. Reconocer que el saber científico tiene que dialogar con otros saberes es el primer paso para construir experiencias en función de intereses populares y nacionales. De este modo se ha conseguido abrir una feria dentro de la facultad en la que se vende producción que proviene de la agricultura familiar, donde participan productores de cultivos orgánicos o que se encuentran en transición hacia la producción agroecológica. Una experiencia similar existió en la Universidad de La Plata y se replica con atención exclusiva a la producción agroecológica en la Universidad de Córdoba.
Del mismo modo Pablo Basso, director de INCAB de la provincia de Entre Ríos, informa acerca de los desafíos de las normativas para posibilitar la agricultura familiar, en cuanto es necesario asesorar, capacitar y flexibilizar suficiente y razonablemente las leyes para que los productos cumplan con las normas de seguridad alimentaria reconocidas por el código alimentario argentino; puesto que no se trata de un sistema económico de poca escala: “La gran industria produce una gran parte de los alimentos pero lo que comemos nosotros es muy probable que esté bastante -no lo puedo decir con certeza porque son aproximaciones que se hacen desde algunos estudios-, pero es probable que nosotros en esta provincia el 70% de los alimentos que comemos vengan de la agricultura familiar o de la economía social, o sea que si ese es el porcentaje que tenemos, es más importante de lo que todos suponemos. No es un pequeño nicho de tres o cuatro productores que necesitan hacer algo para subsistir, estamos hablando de un sistema productivo alternativo y muy valioso y muy grande” (Pablo Basso, Director de ICAB)
Justo en serio: por una canasta estilo básico
Un primer paso que se propone esta red es iniciar y fortalecer el vínculo de comercialización entre productores y consumidores locales, para empoderar al pequeño emprendedor y hacer llegar a la mesa del ciudadano productos de buena calidad a un costo accesible. Es decir buscan que la accesibilidad y la calidad alcance a los que menos tienen:
Como red pretendemos generar espacios abiertos a la comunidad donde se hable de temas que nunca se hablaron y menos en la facultad: de soberanía alimentaria, de comercio justo, también defender la equidad de género, combatir el trabajo infantil, incentivar el cuidado del ambiente. Queremos llegar al consumidor para poder generar conciencia en esto de que unidos somos más fuertes. No decir ¡qué mal que estamos! sino seamos realistas y veamos qué podemos hacer juntos para mejorar. Y también nos proponemos que sea justo para el consumidor, lo que implica poder llegar con los alimentos a los que menos tienen y eso se nos está complicando, relativamente estamos hace poco y aunque parezca que sí no está resultando fácil. Lo hacemos a través de un formulario que es online, lo que implica tener una computadora y tener internet, algo que por ahí en un barrio se complica. Entonces queremos llegar -y en el pedido anterior hicimos el intento, y ahora un poco más fuerte- con canastas al estilo básico, buscando un precio accesible y que esa canasta contenga también desde el punto de vista nutricional un aporte que esté bueno.” (Ing. Bacigalupo) Como señala Andrés Jorge, uno de los integrantes de la Red Pirí-Hué, todos necesitamos producir y consumir para vivir y la construcción de otro sistema de producción, de canales de comercialización más cortos y de otras formas de consumo frente al modelo de los agronegocios requiere del compromiso de todos.
En estos tiempos de recortes inconsultos, en los que se favorece a grandes productores sin atender al cuidado de la tierra, en los que el actual gobierno nacional avanza en una ley de semillas que beneficia al grupo económico Monsanto, alentar la producción local a través de las redes de comercialización de este tipo, constituye un modo real y maravilloso de resistir a los fantasmas del capitalismo que -estemos atentos-, además de deshumanizados, son invisibles y por eso son más difíciles de combatir.

Para más información podes visitar estos sitios:
-Red de Comercio Justo Pirí-Hué: www.pirihue.org
-Saskia Sassen sobre ciudades globales y la lógica de expulsión del neoliberalismo en el Ciclo de Debates del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB): https://www.youtube.com/watch?v=7Dc-2v_YjJ4
-Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (UBA): http://www.agro.uba.ar/soberalimentaria
-Del Movimiento Vía Campesina Internacional: “Por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos” https://youtu.be/dessmxX41EA

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