El "Manco" Balsechi

(Revista Barriletes 181, Octubre 2016)

La lucha del “Manco” Balsechi

Producción de Ricardo César Bazán – Técnico en Cooperativismo
Edición: Juan Casís

El "Manco" Balsechi habla a la multitud en un acto por el 1ro. de Mayo
En el espacio de Historias Cooperativas que compartimos semanalmente en el programa radial “Tardecitas en el Barrio” por Radio Comunitaria Barriletes, pudimos hablar con la investigadora Elisa Dolores Balsechi, nieta del legendario dirigente obrero de Concepción del Uruguay, Juan “El manco” Balsechi.

Nos contaba Elisa, que Juan Balsechi fue un dirigente obrero que nació en Rosario del Tala a fines del siglo XIX siendo su época de auge y actividad militante durante en la primera mitad del siglo XX. Su oficio era panadero, y es en esta sincronía, que encabeza en el año 1918 una huelga muy recordada en Concepción del Uruguay provocada por el despido de varios obreros que reclamaban mejores condiciones de trabajo nocturno.
En aquellos tiempos, “el pan se tenía que elaborar sí o sí de noche y como respuesta a estas demandas, la patronal echó a un grupo de ellos. Se sumaron a ellos algunos obreros marítimos y crearon una cooperativa de consumo de alimentos donde elaboraban el pan y buscaban abaratar el costo de los alimentos en general, por medio de la autogestión y el autoabastecimiento.”
Al decidirse por el modelo cooperativo, no lo hacen a ciegas. Toman como modelo el de la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, cooperativa de consumo creada en Inglaterra en 1844 que sentó las bases del movimiento cooperativo moderno. A pesar que ésta no fue la primera de ese tipo, sí lo fue en cuanto a la importancia que adquirió su modelo para todo el movimiento posterior, al punto que elaboraron los llamados “Principios de Rochdale”, una serie de principios de la cooperación hoy asumidos por las cooperativas de todo el mundo.

Elisa, además de ser una profunda conocedora de la historia, es una persona convencida y comprometida con el movimiento cooperativo ya que, afirma “hay que decir que el cooperativismo surge en esencia como contraposición al avance del capitalismo, desde una lucha que si bien no era partidaria política, era esencialmente sindical y basada mucho en lo ideológico.”
De la historia heroica de Juan, nos recuerda el porqué de su apodo "el manco": “Cuando tenía 27 años, en una huelga en los depósitos que había en la zona portuaria de Concepción del Uruguay, de las destilerías de YPF, se acerca un carnero - que es un un traidor- un mercenario pagado por la patronal, y le da una puñalada en el brazo. Esta herida luego derivó en gangrena y hubo que cortárselo. El ímpetu juvenil y el convencimiento de Juan lo lleva a continuar la lucha, aún descuidando el largo tiempo necesario de rehabilitación, ya que consideraba que los compromisos a honrar eran los colectivos y no los individuales”

Cooperativa El Despertar del Obrero
En estos días en los cuales el individualismo se antepone obsesivamente a las construcciones colectivas y el interés por la apropiación de la ganancia guía las conductas de la mayoría, parece arqueología bucear en el espíritu de aquellos obreros que a principios del siglo XX deciden poner en marcha la cooperativa de consumo “El despertar del obrero”.
Frente a la necesidad de autogestionarse un nuevo trabajo y aliviar la penuria del despido, lo primero que resuelve la cooperativa es la cuestión alimentaria, por eso crean la panadería, también una carnicería y el almacén. Es lo que urgía en los hogares de los obreros.
Luego ponen en funcionamiento la imprenta, como una herramienta para hacer conocer lo que se estaba construyendo, para hacer llegar a los demás el pensamiento y la acción. Allí toma vuelo y se concreta la idea de un periódico "El despertar" que cumplió una importantísima función de divulgación del proyecto.
Un periódico que no quedaba circunscripto a los obreros del rubro sino que, por ejemplo, entraba a Liebig, escondido en las canastas de pan para que los obreros lo pudieran leer ya que, se sabe, el Frigorífico inglés tenía su propio cerco policial para evitar que ideologías libertarias “contaminen” a sus empleados.
Los obreros que integraron la cooperativa, así como otros que Balsechi trató de organizar sindicalmente, eran esencialmente anarquistas y revolucionarios. Nos cuenta Elisa Balsechi que “los socialistas apoyaron más desde la escuela nocturna que crearon para todos los obreros que querían formarse. Más tarde llegaron a crear una Universidad Obrera que llegó a ser visitada, en una oportunidad, por la mítica Alicia Moreau de Justo”.

El diálogo con Elisa Dolores Balsechi nos dejó el inconfundible gustito a poco, ese sabor que se nutre de las ganas de seguir el hilo de un relato hundido en la memoria del pueblo, contado con sentimiento y convicción.
Habrá un “continuará”, es promesa.



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