Fútbol y género

(Revista Barriletes 181, Octubre 2016)

La desigualdad de género en el deporte

Niña, deja ya de joder con la pelota 
 
Por Josefina Galván Darrichón
(Estudiante del Taller de Producción Periodística de la 
Lic. en Comunicación Social de la UNER.)

Desde pequeñas, las mujeres que quieren entrar al mundo del deporte, a simple vista, tienen las mismas posibilidades que los hombres. Sin embargo, a pesar de que han logrado conquistar espacios en este ámbito, aún siguen existiendo situaciones que marcan la desigualdad. Muchas se enfrentan con una serie de obstáculos que van desde tener que aceptar las críticas por practicar una actividad “de hombres” hasta tener el acceso denegado a apoyos económicos y a puestos de conducción en organizaciones deportivas.

La sociedad patriarcal, el machismo y la tradición condenan otras formas de vida y crean numerosos estereotipos determinando cuáles deben ser los roles femeninos y cuáles los masculinos. Así, se menoscaban las habilidades de muchas personas, privándolas de mejores oportunidades tanto en el entorno laboral como en sus vidas privadas y familiares. Si bien en los últimos años los logros y derechos alcanzados son numerosos, aún existen muchas trabas y obstáculos que provienen de los prejuicios de género.
El deporte es uno de los sectores en el que las mujeres se ven más reprimidas. Ya en los primeros Juegos Olímpicos los atletas competían desnudos para asegurar que no haya mujeres, ya que se consideraba que al ser “más débiles” no podían competir.
Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos Modernos, manifestaba un rechazo absoluto hacia la participación de la mujer en el deporte, indicando que "las mujeres sólo tienen una función en el deporte: coronar al vencedor con las guirnaldas del triunfo".
Se identifica al estereotipo femenino con la flexibilidad, la expresividad, la ternura, la gracia, lo rítmico y se dice que no tiene fuerza, que es más frágil y que debe ser femenina. Esto ha servido de excusa para demerituar su participación en las actividades deportivas que son consideradas sólo para hombres.
Por su parte, la UNESCO, en 1978, reconoció al deporte y la actividad física como un Derecho Humano, no sólo para los hombres. Sin embargo, estas disciplinas han sido tradicionalmente de dominio masculino, y muchas veces se piensa que las mujeres, al optar por esta práctica, no hacen más que masculinizarse, además de ser censuradas, señaladas y hasta discriminadas.
Pero los estereotipos no condicionan sólo la vida de las mujeres, para los hombres también es muy difícil romper con ciertos tabúes ya que se los identifica con la fuerza, potencia, resistencia, velocidad y se rechaza que sean sensibles y sentimentales. Esto ocurre cuando deciden desempeñar disciplinas como el ballet o alguna otra de la rama del arte. “Afeminado”, “maricón”, son algunos adjetivos comunes y utilizados peyorativamente hacia los hombres que hacen danza; y “marimacho”, “fortachona”, hacia las mujeres que practican deportes.
La danza, el deporte y cualquier otra expresión artística no tiene edad ni sexo; sin embargo, muchas veces la sociedad juzga a quienes lo practican por no respetar sus normas de género.

Creciendo entre prejuicios
Julieta, de 24 años, cuenta que el fútbol es su mayor pasión desde que tiene uso de razón. Le fascina jugar, verlo en la televisión o asistir a los partidos. Cuando era chica llevaba la pelota para todos lados y jugaba, sola o con sus primos. Pero a los 12 o 13 años su familia le empezó a decir: “sos una nena, comportate, no podés correr atrás de la pelota todo el día”. Y no la dejaron jugar más al fútbol.
En muchas especialidades deportivas, la mujer tuvo y tiene que soportar adjetivos descalificativos por practicar deportes que son considerados sólo aptos para los hombres por su fuerza y rudeza, como por ejemplo el fútbol, básquet o rugby. En cambio, hay otros deportes que son considerados “más femeninos” y están notablemente más aceptados culturalmente, como por ejemplo el hockey. Las Leonas, equipo femenino de la Selección Argentina de Hockey, marcaron una tendencia y contagiaron la pasión por el hockey en niñas y adolescentes, convirtiéndose en referentes del deporte femenino y abriendo puertas a las mujeres en esta disciplina.
Al insistir en su gusto por los deportes, los padres de Julieta resolvieron llevarla a que practique algunos “más de mujeres” como hockey, natación, voley y gimnasia aeróbica. Y así fue que incursionó en distintos clubes de Paraná. Recién pudo volver a jugar al fútbol en un club a los 18 años, cuando fue mayor y no le importó lo que le dijeran ni sus padres ni nadie.
Florencia Sardi, psicóloga especialista en Deportes, considera que “en la actualidad hay un creciente número de mujeres con éxito deportivo, como tenistas, jugadoras y equipos de vóley, hockey o gimnastas” pero en el fútbol “aún las mujeres no hemos logrado grandes cosas, y quizás por eso siga siendo considerado un deporte más de hombres”.
Laura, tiene 22 años, y de chica jugaba con sus amigos en el polideportivo de su barrio; sin embargo, siempre iba a escondidas porque en su casa no querían que jugara y menos con varones. Paula, de 20 años, practica básquet en Club Atlético Echagüe de Paraná desde los 8 años; ella siempre se sintió apoyada por su familia pero recuerda que “cuando era chica y le contaba a alguien que jugaba al básquet siempre me decían que eso es algo de varones”.
Julieta, Laura y Paula1 son jóvenes paranaenses que tienen algo en común: las tres (como muchas otras mujeres) aman al deporte desde pequeñas, disfrutan de practicarlo y tenerlo como estilo de vida, pero se han tenido que enfrentar con los prejuicios de su familia y de la sociedad en general.
Julieta incursionó en el Atlético Club Neuquén y en el Club Atlético Paracao y afirma que “la diferencia que se hace entre hombres y mujeres es tajante. Recuerdo que mientras practicábamos, los varones venían y se nos burlaban, en absolutamente todos los deportes que hice”. Menuda, suave su voz y casi transparente su piel, no debe pasar el metro sesenta pero no se intimida ni se achica al contar que a pesar de las burlas ha “dejado de cara” a más de un hombre jugando a cualquier deporte.
Paula siempre perteneció al Echagüe. “Crecí escuchando que las mujeres tenemos menos habilidad, pero yo a eso no lo noto. Las mujeres podemos llegar al mismo o mayor nivel que los hombres”, expresa.
Las mujeres deportistas traspasan aquellos modelos impuestos sobre lo “femenino” desde la socialización primaria, es decir, rompen con aquella tradición que indica que el ser femenina es asumir pasividad, sumisión, dependencia y delicadeza.
Ayelén Gillij, de 22 años, es un ejemplo de esta superación y una referente en Paraná ya que es una de las fundadoras de la Asociación Paranaense de Fútbol de Salón, presidenta de la Asociación Civil Deportivo Máquina y además, entrenadora de un equipo masculino.
Los propios jugadores me propusieron que lo sea, que me lo hayan pedido habla de cómo la sociedad de a poco está cambiando el pensamiento hacia la mujer en el deporte y en la dirigencia” asegura Gillij, aunque también afirma que “aún hay mucho por cambiar”.
Dentro del mundo del deporte, el fútbol merecería un capítulo especial. Débora Tajer, en el artículo “El fútbol como organizador de la masculinidad” publicado en la Revista de Estudios de Género La ventana de la Universidad de Guadalajara (1998), expresa que en nuestro país “parecería que lo único perenne es el fútbol, ya que —salvo raras excepciones— se nace y se muere con la misma camiseta. Un varón contemporáneo puede cambiar de mujer, de partido, de jefe y hasta de país, pero nunca de equipo de fútbol”.
En Argentina, el fútbol es sobre lo que más se habla, se ve y se lee”, indica Sardi. Si bien las mujeres han logrado participar como árbitros, dirigentes profesionales y jugadoras, aún no conquistaron este espacio.
¿Y vos de qué equipo sos?”, debe ser una de las preguntas más frecuentes que se hace en nuestro país a los niños varones. La mayoría de las veces el equipo de éstos es el mismo que el del padre, amigo, tío o algún referente masculino. Se podría decir, entonces, que el fútbol brinda información sobre la identificación de la masculinidad de los varones.
Gillij admite que el fútbol está en la raíz de nuestra sociedad, pero que lo difícil de la mujer es que no les dan la pelota desde que nacen, como a los varones, “a las nenas nos dan las muñecas, la plancha y la escoba -opina y agrega- se dice que las niñas y niños hasta los diez años deben hacer el deporte juntos porque tienen las mismas condiciones, pero eso en los clubes no se da y así empiezan las diferencias”.

Ideales de belleza y deportes
En una primera instancia se asocia a la mujer deportista a una vida sana, a la proximidad al ideal de belleza globalmente establecido, a valores positivos como la paciencia, determinación, constancia y fortaleza. Sin embargo, detrás de todo aquello se esconde una realidad que el comercio y el marketing naturalizan: cuerpos sexualizados que son el punto fuerte del comercio de lo físico, donde se ostenta todo lo que se ha logrado con el cuerpo y todo lo que se puede conseguir con éste.
La mujer deportista se puede encontrar limitada en varios aspectos, en principio es un ejemplo a seguir mientras no trascienda la frontera de lo corporalmente permitido. Si la mujer se excede con los deportes y su cuerpo lo demuestra, puede ser considerada una “marimacho”, ya que rompe con el ideal de delgadez, delicadeza y estética. En este sentido, las actividades deportivas que realice una mujer tienen que realzar estas características y remarcar su femineidad, en el caso contrario es mal visto. Es por eso que pareciera que la imagen de una bailarina de ballet es mucho más aceptable socialmente que la de una competidora de fitness o una jugadora de rugby.

Falta de apoyo económico
Paula juega en la primera categoría, y junto a sus compañeras tuvieron numerosos logros y campeonatos ganados. Sin embargo, admite que “lo que falta es apoyo de los clubes, nunca lo tuvimos. Si entra plata del Estado va a los equipos masculinos. A la primera del equipo masculino se le da todo, y a nosotras nunca nos dieron nada, ni siquiera un reconocimiento. Siempre tenemos que estar concentradas en nuestro empeño en el juego pero también en conseguir los medios para financiarnos”.
Gillij también da fe de esto, y asegura que “económicamente siempre se los banca a los varones. Las mujeres que queremos participar en torneos nacionales nos tenemos que rebuscar para juntar el dinero”.
Es decir, que a las dificultades culturales y sociales hay que sumarles aquellas económicas. Sería necesario que las entidades públicas y privadas inicien programas de apoyo económico para los equipos de fútbol femenino. Esto les permitiría obtener recursos, mejorar lo deportivo y no cargar con una preocupación extra.


Con voz pero sin voto
Sardi considera que, si bien hay avances sociales por parte de las mujeres en todos los ámbitos y que han conquistado varios lugares que antes no le pertenecían en el terreno deportivo, aún existen situaciones de desigualdad. “Por ejemplo, en algunas instituciones deportivas las mujeres participan pero aún no toman decisiones importantes”.
La discriminación de las autoridades y entrenadores viene del lado económico y político y esto se traslada a la sociedad. Aunque parezca mentira, aún en el siglo XXI en muchos clubes, las mujeres están infrarrepresentadas entre el personal técnico y en los puestos de toma de decisiones, como son las comisiones directivas de clubes.
Sé que dentro de los clubes hay desigualdades entre hombres y mujeres en la dirigencia, pero yo soy la cabeza de la Asociación y lo que menos quiero es hacer diferencia. Las mujeres nos tenemos que imponer, yo me impuse en este ámbito y por eso logré estar acá” reconoce Gillij.

En las buenas ¿y en las malas?
Los medios de comunicación también contribuyen a marcar la diferencia entre hombres y mujeres en el deporte, ya que hay una reducida presencia tanto de partidos, entrevistas, historias de vida, esfuerzos, hábitos deportivos como así también de sus logros. Es sabido que la publicidad y los medios de comunicación reproducen estereotipos y que en materia deportiva, se centran en la promoción del deporte masculino, que va de la mano de importantes intereses económicos y políticos.
Según la Fundación Deportiva de Mujeres de España, a pesar de que, aproximadamente, un 40% de los practicantes de deportes y actividades físicas son mujeres, sólo entre un 6% y 8% de la cobertura de los medios de comunicación deportivos se dedican a sus atletas.
Con respecto a esto Sardi, explica que los medios se enfocan exclusivamente en transmitir los éxitos femeninos. “Considero que el deporte femenino se ha ganado espacios en los medios, siempre y cuando hayan logrado cosas importantes. Por esta razón pongo el acento en el éxito”.
Todo este análisis obliga a cuestionar las responsabilidades en esta problemática. Quizás las mujeres deban seguir recorriendo el camino, conquistando derechos, derivando mitos con el compromiso y esfuerzo de las administraciones, organizaciones deportivas, los medios de comunicación, las familias, los centros educativos, los espónsores, entre otros.
En Paraná, es necesaria la presencia de un mayor número de mujeres directivas, que vayan transformando las estructuras y las normativas vigentes, visibilizando y dando oportunidades equivalentes en este terreno. Esto resulta clave para ofrecer a las mujeres, y a la sociedad en general, nuevos referentes que vayan consolidando la idea de que el deporte es un ámbito democrático donde mujeres y hombres participan, deciden y progresan en igualdad. Además, es fundamental apoyar la participación de niñas en deportes estereotipadamente masculinos, como así también la participación de niños en actividades deportivas estereotipadas como femeninas para acercarse a una sociedad más libre, feliz y con menos tabúes.



Bibliografía:
-MARTÍNEZ MONTOYA, Martha Marcela: Otras formas de ser mujer: Representaciones sociales del fútbol femenino en Pereira, desde sus organizaciones de base”. Universidad Tecnológica de Pereira.
-MÉNDEZ, Laura Marcela: “Sobre mujeres y feminismos” en Revista La aljaba - Revista de estudios de la mujer. Universidad de La Pampa, Luján y Comahue. Volumen XVII, 2013. (pág. 211-213).
-Ley de violencia de género N° 26.485.
-REVISTA APUNTS. Educación Física y Deportes: “Las mujeres, el deporte y los espacios públicos: ausencias y protagonismos” 1.er trimestre 2008 (pág. 29-34). España.
-SIT Graduate Institute/SIT Study Abroad - Independent Study Project (ISP) Collection SIT Study Abroad: Fútbol Femenino: Empoderamiento en una Cultura Machista. 2014. Chile.
TAJER, DÉBORA: “El fútbol como organizador de la masculinidad”. Revista Revista de Estudios de Género. La ventana. Universidad de Guadalajara. Núm. 8 (pág. 248-268). 1998. México.
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