Paraná, 29 de abril de 2016
Mi vida entera:
¿Lo puedo llamar así? Las disculpas del caso si mi atrevimiento molesta, perturba, invade o desagrada, siempre he sido para Ud. un estorbo pero estas líneas se me salen de las manos por ser escritas y ya no puedo seguir privada de tanto, mi bien.
Mire, Eduardo, deseo aclararle que lo del rompimiento no generó en mí más que una leve dolencia, casi imperceptible, agravada -claro- por el hecho de ver a diario el impoluto vestido blanco colgado en el placard, su suave tela que ya figuraba desgarrada por los gajes del amor, su inmenso velo y su encaje traído de la capital. Tía Ethel (¿la recuerda bordando horas en el zaguán?) dice que lo baje, que lo queme o que lo done a la Iglesia del Calvario y le digo que no, convencida estoy de su regreso. Convengamos, amor, que tía Ethel siempre negó lo nuestro, ¿habrá sido por su reciente viudez? Yo la entiendo, Ud. se portó bien canijo.
Yo, sin Ud., también me siento viuda. Y, como toda viuda, lloro, me deprimo, me pongo negativa, le chuceo los planes de boda a las otras, leo obituarios y participaciones de enlaces ajenos. Oh, mi ángel, no quiero volverme una resentida. No. Se lo pido a diario a la Virgen Morena, que me libere pronto de este inmenso penar.
Entienda, mi bien, si estos dulces parrafitos son enviados a la dirección de su casa materna (de la paterna ya ni noticias, ¿verdad?) dado que Ud. al irse, me dejó, no sólo sin boda sino también con el Jesús en la boca pidiendo a gritos su destino. Qué me cuenta de Doña Betty, su madre. ¿Extraña nuestras tardes volviendo del super al regreso de las ofertas? Ay, mi estimado, mi corazón pronto será puesto en oferta, lo voy a rifar en el Quini, ya no me aguanto, estudiantes de martillero público esperan egresar de su carrera para rematar mi alma al mejor postor.¿Volverá algún día? Tendré preparadas las sábanas que nos regalaron los Mendiguren, las rosa pálido, porque a las verde agua las usé para secar el piso del patiecito de luz después de la tormenta pasada. ¿Sabrá disculparme el mal uso? Es que no sabe la de agua que cayó por estos lados. La casa de su mamá en la sierra siempre estará sequita, pero no se olvide que cerca del río, el río se sube.
Días atrás anduve por la casona de mi amigo Alfredo, junto al mesón de Don Sebas, por la siesta me acerqué al muelle y pensé en Ud., sí en Ud. Ay, Eduardo, qué ganas de enviarle una foto en adjunto a la presente, pero es la rabia la que me carcome, ¡yo lo amo a Ud.! Hice un tiramisú siguiendo la receta de Marita, la vecina, pasando la pollería, lo esperé tanto, ya enfriado estaba cuando asumí mi condición. ¡Ay de mi condición! Recordé, odiosa, esas noches esperando que Ud. vuelva de jugar al baccarat y nada, de sobra sabemos que de ese vicio jamás saldrá nada bueno.
Le voy a ser sincera, yo de mentirle u ocultarle no tengo por qué, esta carta fue escrita en dos partes, hoy ya es día 30 y como se termina el mes se acabó mi paciencia, ya no puedo esperarlo, pronostican lluvias intensas para todo mayo y las preciadas sábanas de los Mendiguren me harán muchísima falta.
Dejo librado al azar y al destino nuestro futuro, el suyo, el mío y el del mundo entero ya que ando tan sensible que pienso hasta en los niños pobres de Somalia. En adoptarlos a todos.
Sólo una cosa le pido a vuelta de correo, envíeme con detalle -y buena letra- los pasos para encender el calefón (Ud. me lo dejó en piloto y su portazo lo apagó); le agradezco enormemente el gesto, este otoño está instalado en el litoral y yo ya no puedo más con este frío letargo.
Lo abraza, lo olvida, lo recuerda, lo ignora, lo desea, lo anhela, lo besa, lo repugna, lo odia, lo ama, lo pervierte, lo magnifica, lo perdona por siempre,
Carmencita B.
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María Mercado Doval - Tengo 32 años, géminis, a veces escribo, a veces actúo, a veces soy docente, a veces comunico, a veces pego un premiecito.
Digo que todo a veces porque si lo hago más seguido empiezan los compromisos y eso ya es demodé.Supe tener un blog, www.llamemosloesteban.blogspot.com, también tuve un fotolog (tita_azul) pero si entran, les va a dar error.
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