Ir al contenido principal

Revista Barriletes

Buscar este blog

VIDA y MUERTE en 12 palabras

Obtener vínculo
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras apps

Se fue. Volvió 20 años después y pidió perdón. Después se suicidó

Autor: Javier Fernando Gregorutti

Javier Fernando Gregorutti

Obtener vínculo
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras apps

Comentarios

Publicar un comentario

Lo más leído

[Los cuentos de la arena] - "Los inocentes", por Selva Almada

Está acostumbrado a la matanza de animales. Desde su nacimiento lo acunaron los alaridos de los chanchos antes de pasar a degüello. Es el único hijo de un matrimonio que se casó grande y que ya se resignaba a no tener descendencia, cuando recibieron la noticia del embarazo como un milagro navideño, porque se habían enterado para esas fechas. Al principio tuvieron miedo: el fantasma de un niño enfermo los perseguía día y noche. Y ella, que nunca fue devota, se había puesto a rezar también noche y día y se había encomendado a San Ramón Nonato. Todo salió bien: el chico nació sano y fuerte y ella lo largó de una escupida, como le dijo la enfermera al padre que esperaba en el pasillo del hospital. Viven en las afueras del pueblo, a unos doscientos metros de la ruta, y se dedican a criar y faenar animales de granja. Entonces él, Vito, que tiene ocho años y acaba de terminar el tercer grado con buenas notas, está acostumbrado a ver morir animales, al olor de la sangre...

EL ROBOT DEL PATITO

Revista Barriletes 182 / Nov. 2016 El abuelo Adelqui y el robot Jesús Fontanini Nací en Paraná. Soy periodista deportivo, pero nunca ejercí como tal. Trabajo en una empresa que comercializa autos. Muchos años estuve sin escribir y hace poco he retomado, componiendo canciones, poesías y algún que otro cuento. Don Adelqui se excusaba, y con razón, acerca de la poca factibilidad de realizar la tarea que el coronel Carlos Aguilar le encomendaba. De sólo pensarlo, con la responsabilidad que ameritaba, deducía que era muy poco probable una correcta y segura fabricación. Pero en épocas donde no se aceptaban respuestas negativas y ante el grito: “Usted hágalo”, no existían muchas opciones. El coronel, en su viaje por Estados Unidos, había quedado maravillado al ver un robot de acero y concreto, que contaba con dos grandes brazos como toboganes; muy vistoso para plazas y parques, pero que principalmente significaba un ocurrente divertimento para los niños. Fue así qu...

Túneles de Paraná

Mernes en Coceramic (Revista Barriletes, Julio 2016) RECORDANDO A DON MIGUEL ANGEL MERNES Por Ricardo César Bazán Tec. Sup. en Cooperativismo Investigador - Periodista A continuación, se anexan fragmentos de una entrevista radial que realicé a Miguel Ángel Mernes, investigador incansable que tuvo que soportar la indiferencia o el no reconocimiento de los eruditos maestros de la historia y fue emitida el 7 de junio de 2006. El Colmenar “Cuando empiezo la investigación para determinar cómo nació Paraná encuentro datos que se dan sobre El Colmenar (Cooperativa fundada en Paraná 1864, hoy predio ocupado por el Colegio Nacional), una de las primeras industrias al parecer. Sin embargo yo me encuentro que antes de la producción de miel la tuvieron los jesuitas en esta zona, lo dice Pérez Colman en el tomo III de su Historia de Entre Ríos: explotaban las abejas para sacar, para producir la cera y la miel, es decir que es muy probable que el Coronel Du Graty enc...

[Los cuentos de la arena] - "Epístolas para Eduardo", por María Mercado Doval

Paraná, 29 de abril de 2016 Mi vida entera: ¿Lo puedo llamar así? Las disculpas del caso si mi atrevimiento molesta, perturba, invade o desagrada, siempre he sido para Ud. un estorbo pero estas líneas se me salen de las manos por ser escritas y ya no puedo seguir privada de tanto, mi bien. Mire, Eduardo, deseo aclararle que lo del rompimiento no generó en mí más que una leve dolencia, casi imperceptible, agravada -claro- por el hecho de ver a diario el impoluto vestido blanco colgado en el placard, su suave tela que ya figuraba desgarrada por los gajes del amor, su inmenso velo y su encaje traído de la capital. Tía Ethel (¿la recuerda bordando horas en el zaguán?) dice que lo baje, que lo queme o que lo done a la Iglesia del Calvario y le digo que no, convencida estoy de su regreso. Convengamos, amor, que tía Ethel siempre negó lo nuestro, ¿habrá sido por su reciente viudez? Yo la entiendo, Ud. se portó bien canijo. Yo, sin Ud., también me siento viuda. Y, como ...

Con tecnología de Blogger