(Revista Barriletes, mayo 2016)
Opinión
De la Revolución al
ejercicio de las soberanías
Por Jorge Daneri. Especial para
Revista Barriletes (*)
La revolución de mayo,
de alguna manera sentó las bases para liberarnos de dos imperios, en
términos de ocupación territorial y elección de las autoridades
del nuevo territorio liberado del colonialismo Español, pero también
Inglés, atento el desenlace positivo de resistencia frente a las
invasiones que se desarrollaron durante los años 1806 y 1807.
Recordar el 25 de Mayo es
una celebración. La cuestión ahora es si la celebración se ejerce
como un proceso para afirmar una identidad nacional y sudamericana
que la independencia (1816) y la Constitución Nacional (1853)
consolidan para la celebración de una nación soberana, pero que de
verdad debe ser soberana para el pueblo argentino.
Y entonces la pregunta
es, cómo se encuentra la Nación Argentina y su Estado, frente al
ejercicio de sus soberanías.
Desde la ecología
política decimos que estamos frente a una enorme deuda social,
educativa, económica y ecológica, y con un delicado y sensible
desafío frente al continente americano en su centro y su sur.
La soberanía en la
construcción de las decisiones estratégicas de la nación está
marcada y encarcelada por una concentración del poder no solo
económico, sino también político, en un número no mayor a las 100
mega-corporaciones privadas que manejan los mercados más
estratégicos del planeta y por lo tanto imponen decisiones
institucionales de la mano de una complicidad dantesca, grave y
obsecuente en gobiernos de colores políticos diversos, tanto los de
ayer, como ahora, tan infelizmente parecería en la nueva Coalición
del gobierno nacional.
Argentina no solo no se
ha parado frente a esta realidad en una actitud crítica, ni siquiera
la ha esbozado o insinuado. El gobierno que se fue, jugó en un uso y
abuso del doble discurso, pero acordó con las tres más
emblemáticas: Monsanto, Chevrón y la Barrick Gold, cediendo la
soberanía alimentaria y agrario productiva, energética y minera del
país, profundizando el modelo neoliberal re-inaugurado en democracia
por el Presidente Menem y su Ministro de Economía F.D.Cavallo.
Soberanía
Alimentaria. Argentina fue un país que mantuvo un grado
relevante de soberanía alimentaria y productiva. Desde el Menemismo
hasta la fecha, la rindió a las corporaciones del agro-negocio.
Sobran ejemplos, no es este el lugar para el detalle, pero sí para
dimensionar la escala del conflicto de ejercicio de la soberanía
frente a temas estratégicamente vitales para nuestra Nación.
Soberanía
Energética. Lo que parecía una decisión histórica, clave
y mas que positiva, la recuperación de YPF en manos del Estado
Nacional y las Provincias, terminó siendo una distribuidora de
negocios jugosos y ocultos, en beneficio de empresas como Chevrón y
otras extranjeras, firmados en paraísos fiscales y bajo estructuras
jurídicas totalmente offshore y por lo tanto ocultas, negadas
y secretas. ¿Esta claro de lo que estamos escribiendo,
afirmando? Que las decisiones sobre el destino de los bienes públicos
de todos los argentinos, como su petróleo, se negocian, venden y
compran en el mercado más descontrolado y oscuro del planeta. ¿Es
esto posible en una democracia, o es incompatible con aquellos
conceptos revolucionarios y consolidados en el 16 y el 53 del Siglo
XIX?. ¿Será el Siglo XXI el de la Corpocracia vs Democracia, o
Petrocracia vs Democracia? o esta historia cambiará hacia la
recuperación de los valores esenciales que dieron la razón de ser a
aquella, la revolución de mayo.
Soberanía Minera.
No solo siguen vigentes los tratados con Chile y la legislación
minera del Menemismo, que entregó porciones enormes de territorio en
área de fronteras sobre el paraguas jurídico e institucional de un
tratado escandaloso sin control democrático alguno. Todo este modelo
extractivo en manos de unos pocos, fue ratificado y ampliado por la
nueva autoridad nacional. Este proceso obligó a la construcción de
la Ley de protección de Glaciares (2010), sistemáticamente negada y
violada por las Provincias y el Estado Nacional, como por las
corporaciones mineras comprometidas, las que se oponen abiertamente a
su aplicación. Para comprender bien de lo que estamos hablando, la
protección de las fuentes de aguas milenarias más relevantes de la
Cordillera Argentina.
Soberanía
Económica.
El reingreso reciente al
mundo del Fondo Monetario Internacional, sus instrucciones,
controles, evaluaciones y potenciales sanciones, como el acuerdo con
los fondos Buitres, marca una renovada dependencia del poder
financiero internacional y la apuesta a un modelo de "Mercado"
global que ratifica una tendencia fuertemente productivista,
extractivista y consumista, totalmente dependiente de aquél contexto
decisorio. No existe duda alguna por parte de la autoridad pública
nacional en profundizar este camino político internacional.
Y este camino consolida
un modelo dependiente de los actores claves en la construcción de
las decisiones en el mundo desarrollado, que pasa por asociarse hoy a
la Alianza del Pacífico liderada por los EEUU de Norte América, y a
la vez, sostener hasta donde sea posible, la supuesta Alianza
Estratégica acordada con China durante el último año de la gestión
de la Presidencia de Cristina Kirchner, lo que se estima, no será
nada sencillo. No se puede estar jugando a todas las puntas.
Queda claro además, que
el enorme debilitamiento, por culpas propias y graves del llamado
progresismo en Sudamérica como asechado por las denuncias de
corrupción a escalas impensadas y la llegada renovada de una Derecha
que viene con fuertes lecciones -quizás- aprendidas de sus propios
errores, a no volver a cometerlos, confirma un escenario muy poco
revolucionario sobre los valores de aquellos pensadores de la
acción que nos liberaron de las Coronas.
La apuesta del Gobierno
Nacional a este modelo desarrollista, de un productivismo ilimitado,
que niega el cambio climático y el proceso suicida de la rueda de la
acumulación, es un modelo que no solo finalizará muy pronto, sino
que además y muy pero muy infelizmente producirá un daño no solo a
los conceptos y ejercicios de todas estas soberanías, sino a dos
realidades más vitales, institucional y humanamente, el daño al
ejercicio mayoritario de la soberanía de la ética
política desde los valores y principios de la Revolución de Mayo y
sus posteriores etapas, como las consecuencias negativas sobre los
territorios y sus soberanías vendidas, sobre millones de seres
humanos, que en un plazo no muy lejano sufrirán gravemente los
efectos más que negativos.
Como dice Ivonne
Bordelois, la palabra está amenazada y es de noche. Quizás por
ésto, la mejor celebración es poder volver a actualizar aquellas
razones de la revolución de mayo, para construir una nueva y urgente
revolución en paz, que nos muestre los caminos de la transición
democrática hacia la sustentabilidad ecológica, económica y
social, pero esencialmente política.
Esto implica un esfuerzo y
desafío gigantesco desde la Ecología Política para
re-conceptualizar y re-aprender los principios de la soberanía
política y cultural de los pueblos, valores básicos y ahora
tan vitales de la Revolución de Mayo, así y ahora, aún
incumplida.
(*) Abogado en Derecho Ambiental –
Fundación M`Biguá -
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