Mange Casís

(Revista Barriletes, enero 2016)

Entrevista a Carlos “Mange” Casís

De un pago hecho canción

Con la excusa de su participación en el Primer Congreso Nacional del Chamamé “La Nación Chamamecera”, invitamos a este imprescindible estudioso y difusor de la cultura regional al programa “Tardecitas en el Barrio”. Un mate de mano en mano y el inagotable manantial de un conocimiento adquirido en más de cuarenta años difundiendo lo nuestro.


Dice su partida de nacimiento que Carlos René Casís nació en La Paz, Entre Ríos, el 18 de septiembre de 1949, aunque el documento miente, porque su nombre es “el Mange”, o “Mangeta” en su acepción completa. Hay una graciosa anécdota familliar que explicaría el apodo, sobre la que no ahondaremos por discreción periodística, pero bastará saber que René ya desapareció a principios o mediados de los '50, en pleno auge del folklore de poncho, bota de cuero y bombacha gaucha.
Para los memoriosos, la década del 1960 fue la de la consolidación de un movimiento musical que tuvo su punto más alto en Cosquín, de la mano de las zambas norteñas donde descollaban grupos como Los Fronterizos, Los Cantores del Alba, Los Chalchaleros, Los Quilla Huasi, entre tantos. Nombrar estos conjuntos, así como intérpretes y autores tales como don Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Jorge Cafrune, Daniel Toro, etc. etc., era hablar del folklore en su máximo esplendor.
Las músicas de otras regiones tenían también sus seguidores, pero en menor escala: la chacarera santiagueña, la tonada cuyana, la milonga sureña, el chamamé y la chamarrita litoraleña.
“Mange” no fue la excepción al impulso juvenil de aquellos tiempos y llegó a componer zambas para cantarlas en algún escenario local acompañados de guitarra y bombo. Es que los jóvenes disfrutaban escuchar y conocer la mayor cantidad posible de temas del folklore, alejados entonces de la música en idioma extranjero.
Es así que, de la mano de esta fuerte corriente cultural, se admira con la producción de los músicos salteños liderados por Juan Carlos Saravia al punto que llegó a inscribirse en el recordado programa televisivo conducido por “Cacho” Fontana “Odol Pregunta” para contestar sobre vida y obra de “Los Chalchaleros”.
Luego, la vida y sus vicisitudes lo llevaron a recorrer el país de norte a sur, y fue tal vez este derrotero por lugares lejanos, el que lo fue inclinando por recuperar en su espíritu el valor de la música de su pago entrerriano, una herencia de sangre también, que le viene tal vez de sus padres, Julián y Nadia, amantes del tango y la música regional, pero fundamentalmente por ser sobrino de don Francisco “Pancho” Casís, bandoneonista del inmortal Cuarteto Santa Ana, quien reemplazó en la formación a otro grande del chamamé como fue don Isaco Abitbol.

Desde hace casi cuarenta años, “Mange” Casís se ha convertido en un referente ineludible del conocimiento de nuestra cultura regional. Conocido y tal vez no suficientemente valorado en nuestra provincia en su bagaje documental respecto de la música del litoral, es, sin embargo, respetado en lugares tan caros al chamamé como la mismísima provincia de Corrientes, adonde fue invitado recientemente por por Eduardo Sívori encargado de la Comisión de Cultura, como expositor en el Primer Congreso Nacional del Chamamé, evento en el que orgullosamente nos representó junto a músicos jóvenes de la valía de Guille Lugrin o Facundo Torresan.

Invitado por el programa “Tardecitas en el Barrio”, un jueves cualquiera por la Radio Comunitaria Barriletes, “Mange” nos explicaba que tal vez un congreso de estas características les estaba haciendo falta a los correntinos como complemento del Festival del Chamamé, para hablar de los fundamentos, los hacedores y la historia de la música que se escucha en el escenario mayor. Es así que se pudieron escuchar las intervenciónes de gente como Enrique Piñeyro o Pocho Roch en paneles brillantes de este congreso que, olvidando por un momento las fronteras provinciales caprichosamente dispuestas por la política, tuvo la virtud de llamarse “La Nación Chamamecera”.

Algo de su enorme caudal de conocimiento pudimos compartir en el programa, y nos pareció un material extraordinario para nuestros lectores.

—¿Cómo recibe hoy en día Corrientes, a quienes no son nacidos en su tierra, para hablar de algo tan identitario de ellos como es el Chamamé?
—A pesar que los correntinos son muy ellos, yo pude comentarles que en Entre Ríos tenemos gente fundamental en la música chamamecera. Sin ir más lejos, uno de los temas folklóricos más difundidos y grabados en la música  argentina es "Merceditas" que es de un autor entrerriano, don Ramón Sixto Ríos, un guitarrista de Federación. Además gente como don Abelardo Dimotta, don Francisco Casís, don Ramón Bernardes, cuánta gente que les nombré, inclusive diferenciando el chamamé correntino del entrerriano, no tanto por la cadencia sino por la tonalidad, donde el chamamé entrerriano en general es en tono menor. Don Abelardo tiene algunos temas en tono mayor. Francisco Casís tiene un sólo tema en tono mayor, "La Clavija", que inclusive yo un día le pregunté por ésto y me comentó que a ese tema lo había hecho para completar una placa de Montiel, por eso está en tono mayor. Les comentaba un detalle que ellos tomaron con buen humor: hubo una época en que en el Cuarteto Santa Ana el único correntino era Ernesto Montiel porque estaban don Francisco Casís de La Paz, Eduardo Taborda de Santa Fe y Julio Luján, de Villaguay, y estamos hablando del cuarteto que, en palabras de don Emilio Noya (historiador y docente correntino) llevó a las más altas instancias a nuestro chamamé.
Y no es sólo en el chamamé que Entre Ríos tiene particularidades, fijate que Don Linares Cardozo, en aquella hermosa milonga, "Copla felicianera" que no está dedicada al pueblo sino al arroyo Feliciano, nos dice "trenzada en coplas de a dos", esa milonga, al igual que "Evocación entrerriana" son dos coplas enganchadas, vendría a ser una octavilla, cuando la milonga sureña es en décimas. Igual la que canta el "Zurdo" Martínez "Para cantarle a Entre Ríos, provincia de la esperanza" también está en octavilla.

—Corrientes reconoce el aporte entrerriano al chamamé?
—Sí. El 14  de enero de 2016 comienza el Festival de chamamé de Corrientes, son diez noches, y allí por ejemplo está contratado Mario Suárez, una de las voces emblemáticas del chamamé entrerriano, de Villaguay. Y muy posiblemente también vaya para el Festival de Mburucuyá, un festival muy auténtico que se hace en Febrero.

—¿Cuáles han sido los hitos del chamamé entrerriano?
—Hay un hombre de Feliciano, don Ambrosio Miño, que es un verdadero hito. En 1938 ya tenía un conjunto al que se integra el mismísimo Montiel, antes de crear Sana Ana. Juntos componen  el conocido chamamé "Feliciano Orilla". También otro de los que llegó en la época histórica del chamamé, en la década del '40 fue don Ramón Sixto Ríos. Y de ahí fueron llegando todos: Julio Luján, Abelardo Dimotta, que marcaron el género y le dieron una impronta, un estilo diferente.

—¿Cuál de los grandes músicos correntinos influyó más en la línea musical chamamecera entrerriana?
—Acá en Entre Ríos se sigue más la línea de don Ernesto Montiel. Por ejemplo vos tenés a Ismael Torales, Edmundo Pérez, Luis Bertollotti, Alma de Montiel, Nostalgia Guaraní que aunque se disolvió ahora, tuvo a Marito Suárez cantando. "Pajarito Suárez", "Tolato" Truszcot. Don Isaco Abitbol ha influido mucho también, él funda junto a Montiel en el '42 el Cuarteto Santa Ana, a instancias del fundador de la mítica Revista Iberá, don Pedro Mendoza.

—¿Porqué se fue Isaco del cuarteto Santa Ana?
—Él mismo lo dice por ahí: "yo era joven, no tenía disciplina en los ensayos. Montiel era un hombre muy disciplinado, ahora lo reconozco". Isaco ya tenía amistad con “Pancho” Casís, inclusive, en 1949, graba instrumentalmente el primer tema a Casís, un chamamé llamado "Amor ingrato". Lo graba Santa Ana y lo toca Isaco sólo. Pero no es que Montiel haya sido un tirano. Era un hombre cuidadoso en la estética hasta en el vestir: él le compraba los trajes a los integrantes, que luego se descontaban de sus honorarios. Los músicos cobraban un sueldo, a eso me lo contó “Pancho”, y aparte eran los bailes que hacían en clubes como San Lorenzo de Almagro. Eran un refugio para los provincianos en Buenos Aires los salones bailables, donde había tres pistas, en una tocaban los Hermanos Abrodos música norteña, otra donde estaba el tango, con Héctor Varela y una para el chamamé con el Cuarteto Santa Ana. Yo llegué a conocer en los años '70 el famoso salón Verdi que está en La Boca, o también el salón Princesa que era de don Armando Nelli, autor junto a Cocomarola de "Puente Pexoa". A esos bailes no solamente iban correntinos, entrerrianos, santafecinos sino también muchos santiagueños, porque no es de ahora que se toca el chamamé en Santiago del Estero, el entusiasmo ya viene de aquellas épocas.

—¿Hay chamamé correntino que tienen más paisaje y otros más picarescos no?
—Y también hay otros que son más amorosos como los de los Hermanos Barrios o de don Salvador Miqueri, un gran autor de Mburucuyá: “Añoranza”, “Mi selva eterna”, “Reencuentro”, todos temas de amor. Y también los que evocan las localidades: cada localidad tiene su chamamé, ¿quién no sabe "Viejo Caacatí" por ejemplo? "Sauce" "Paso de los libres" también tienen, "General Madariaga". El chamamé "Villanueva" homenajea un pueblo imaginario, la autora, que lamentablemente no figura como tal en SADAIC, a quien tuve la suerte de conocer, fue una mujer platinada, de Goya, Rosa Leticia Italia Di Blasio cuyo seudónimo era Rosita Minué. Ella dice que escribió esta letra arriba de un piano de Radio Callao a fines de los años cuarenta y aparentemente habrá vendido la letra, no lo sé, ella era muy joven y por eso en SADAIC figura la música de Ernesto Montiel y la letra de Emilio Chamorro. Un chamamé que es de los clásicos. Los chamamés más picarescos sin duda se encuentran en la obra de don Millán Medina: "Mi ponchillo Colorado" que hace referencia a la existencia de los partidos Autonomistas y Liberales en Corrientes, que los distinguían los colores rojo y celeste; "El rancho de la Cambicha" que existió allá en las afuera de Goya; en este tema el autor separa el chamamé correntino del entrerriano cuando dice Troteando despacito como lo hacen los tagüé y fijate por ejemplo que yo lo llevé al excelente bailarín Juancito Espinoza al Festival de Mburucuyá y no conseguía una gayna que pudiera seguirle el paso; Juancito hace completo el chamamé, con escobillado, hamacado y zapateo así que no es fácil, hasta que consiguió una saladeña que pudo. O el "Sargento sapo" que refiere a la historia del Sargento Aranda que era un milico de La Forestal, que no le gustaba que le digan así no me digas Sargento Sapo que te voy a castigar , él se creía muy versado para hablar ...Cualquier diferencia chamigo, te la voy a circunstanciar... Millán tiene también temas no tan jocosos como "Arquetipo" que habla de la historia inventada, y dice ...soy de los que trabaja y nunca tienen nada...

—Sos sobrino de don “Pancho” Casís, enorme bandoneonista reconocido incluso por músicos de la talla de Raúl Barboza, ¿qué recuerdo tenés de él?
—El ingreso de don “Pancho” a Santa Ana cambió totalmente el sonido del grupo. Lo hizo a instancias del mismo Isaco, a quién reemplazó. Don Francisco Casís volvió a La Paz en 1985, hacía poco más de tres meses que había fallecido su esposa y con motivo del 150mo. Aniversario de la ciudad, le mandé una carta invitándolo a venir. En Mayo de ese año, recuerdo que estábamos reunidos en el Club Sirio Libanés y él estaba presente, sin el bandoneón. Por supuesto todo el mundo le pedía que toque, pero él no quería saber nada. De a poco fue aflojando hasta que alguien le prestó un instrumento y tocó. Fue para él como un volver a vivir.
En 1987 compuso "Cuando el Pago se hace Canto" y desde allí también volvió a la composición. Muchos temas hoy se han vuelto a grabar, se han remozado, los han tomado las nuevas generaciones. Por ejemplo ayer me manda Inés Ricarde una versión de "Tagüe Rape" muy linda, tema que también grabó el Ensamble La Creciente entre otros.  En el nuevo disco de Raúl Barboza, el primer tema se llama "Lágrimas" una polca y es de "Pancho" Casís y que éste grabó allá por el año '52 con Montiel. El martes, en mi programa Estampas Provincianas, que hago en Radio Barriletes, pasé una versión recién grabada por Nini Flores con un quinteto que armó integrado por Guitarra, Violín, Contrabajo, Piano y él en Bandoneón, y lo tocaron en el Teatro Colón hace un mes y medio. Entonces pasé aquella primera versión de 1952 y ésta.

La fiesta del alma

Los días 9, 10 y 11 de enero de 2016 como todos los eneros desde hace 36 años, La Paz recibirá a los principales músicos de la cultura regional en un encuentro al que muchos ya identifican como la fiesta del alma: “Cuando el Pago se Hace Canto”.
Esta reunión nació para juntar fondos para la construcción de un aula en la Escuela Técnica de La Paz, allá por 1981. Las primeras ediciones se integraron eminentemente con músicos locales y luego, con el correr del tiempo, fueron llegando músicos de localidades cercanas como Esquina Corrientes o Santa Elena.
Cuenta Mange: —Hasta 1985 nos ayudó la Cooperadora de la Escuela Técnica de La Paz y desde 1986 nace el Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto" dando pie a la etapa de mayor autonomía que se mantiene hasta el día de hoy.
El festival se caracteriza por la presencia de músicos y estudiosos de primerísimo nivel, que concurren sin percibir honorarios ni gastos por su participación. Es un fenómeno que a muchos les resulta totalmente inentendible a la luz de las pautas que el dinero impone como exigencia para el desarrollo cultural en este sistema capitalista. Es que el momento más vibrante, lúcido, emotivo y feliz para los participantes, no se encuentra en las noches rodeados del aplauso y el cariño del público, sino en los mediodías que luego se extienden hasta bien entrada la tarde, en las memorables “sobremesas del pago”, un momento que deberá ser homenajeado debidamente en algún momento a través de la lúcida pluma de algún poeta o la crónica de un periodista amante de la identidad cultural. Allí, se mezclan los músicos consagrados, como Rudi y Nini flores, María Silva, Mateo Villalba, Edmundo Pérez o Ramón Ayala, con los pichones que comienzan a volar en el aire del chamamé y la chamarrita.
Otro de los puntos sobresalientes han sido las revistas del Pago, cuyos primeros intentos fueron pequeñas publicaciones de dieciseis páginas, para constituirse con el tiempo en verdaderos libros con numerosas páginas en color dando cuenta de las visitas musicales que recibía “Cuando el pago se hace canto” y también un importantísimo compendio documental de trabajos sobre la flora, la fauna, la historia, la literatura, etc. etc. de la región.
Recuerda Mange, con poco disimulado orgullo, que la primera tapa en color que hicieron fue realizada por el gran Linares Cardozo y constituia una acuarela del viejo galpón del puerto de La Paz. Y no fue sólo esta tapa la presencia del gran músico en el Festival, él mismo engalanó numerosas noches de escenario y vivió fuertes emociones como cuando en el año 1990 puede reencontrarse con su gran amigo don “Pancho” Casís estrechándose públicamente en un enorme abrazo, amistad que se prolongaría también en la autoría compartida del tema “Por el regreso”
Para la edición 2016 ya confirmaron más de treinta y cinco números entre los cuales cuentan: Mateo Villalba, Rudi Flores, Lucas Sheridan hijo de Joaquín Sheridan aquel integrante de Imaguaré del accidente en Bella Vista, excelente bandeoneonista y acordeonista, Gabriel Cocomarola, nieto de don Tránsito, Las Guitarras de Curuzú, Juan Cabral, Mauricio Cabral, Edmundo Pérez, Marcia Müller, Mauricio Laferrara, Diego Espíndola, Dúo Calandria, Hugo Durabsec, Omar Morel, Miguel Ramírez, Ariel Maidana, María Silva, Roque Mario Erazun. En total ya tenemos treinta y cinco números confirmados para las tres noches del Pago.

Volviendo a la radio
Carlos “Mange” Casís concurrió al programa munido de quince Cds grabados con un promedio de veinte pistas cada uno. Cada pista es un documento delicadamente recogido, guardado y catalogado por él, vinculado a la música y la cultura regional. Nos preguntábamos allí si alguna vez las autoridades del estado, en áreas de educación y cultura, pondrán la atención en este inmenso caudal a salvaguardar para las generaciones actuales y futuras.
La preservación del trabajo de gente como “Mange” Casís u otros documentalistas y estudiosos entrerrianos, debería constituirse en política de Estado para una provincia que se comprometa a no perder el rumbo que le marcan sus raíces.
Mientras tanto, Casís agradece y difunde la existencia de una página web llamada "Nostalgia de mi litoral" que muy esforzadamente está subiendo todo su material para que pueda disfrutarla cualquiera sin limitaciones: fotos, temas musicales, videos, etc. etc., “compartiendo todo a la manera que nos enseñó don Linares, con desprendimiento.”
Quedó mucho hilo por cortar y muchos saberes por aprender, pero la radio tiene sus tiempos y ya al despedirse, “Mange” quiso sintetizar su compromiso y mensaje citando los versos del poeta nogoyasero Pastor Schiavoni cuando dice:

"Quiera Dios que nunca mis cachorros
le nieguen a la sangre esa vertiente
y sabiendo muy bien adonde van
no se olviden ¡jamás! de donde vienen."

Así será.

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