(Revista Barriletes, Septiembre 2016)
Una visita al MoCaSe VC
Movimiento
Campesino de Santiago del Estero
Por
Carolina Gómez (*)
“Un pájaro con un solo
ala no vuela,
tiene
que tener dos y entonces así va más lejos”
Mirta
Coronel, MOCASE VC
“Cualquier reflexión
colectiva es ya una acción de resistencia,
puesto que la lógica de
la guerra permanente busca individualizar
las relaciones y aislar a
las personas (marginarlas y encerrarlas)”
Ramón Vera Herrera
En Santiago del Estero
son muchxs lxs campesinxs que resisten, con fuerza y organización el
avance del agronegocio sobre sus territorios, los violentos desalojos
y el silencio cómplice de autoridades provinciales que durante años
fueron y continúan siendo fieles a intereses económicos que lejos
se encuentran de respetar la tierra y los pueblos
campesino-indígenas que en ella habitan. A continuación presento un
informe de visita al MoCaSe, Movimiento Campesino de Santiago del
Estero que lucha por el derecho a vivir dignamente en sus
territorios.
Otras
formas de lucha y transformación social
Sábado
6 de Agosto de 2016 – En Quimilí donde se encuentra la primer
central del MoCaSe, 200Kms. al este de la capital provincial se
respira aire de celebración, también de resistencia. El Movimiento
Campesino de Santiago del Estero (MoCaSe) cumple
26 años desde su nacimiento como organización.
Allá por Agosto de 1990
surgía este movimiento que hoy nuclea aproximadamente a 9 mil
familias a lo largo y ancho de todo el territorio provincial,
organizado por centrales y comisiones de trabajo, tiene como
principales banderas de lucha: la reforma agraria integral, la
soberanía alimentaria, una propuesta educativa para jóvenes y niñxs
de las comunidades, la defensa del territorio y la igualdad de
género.
Conocer el MoCaSe es
acercarse a la práxis, es ir al encuentro de otras lógicas donde la
palabra vuelve a cobrar sentido, donde el respeto y el amor por la
familia está presente en cada acto y donde la experiencia se valora
y comparte.
Las comunidades del
movimiento hablan, debaten y reflexionan sobre una realidad que les
exige estar alerta, pero lo que más se observa es el hacer y ser
campesino. Resistir es entonces continuar con su modo de vida
campesino y defender lo que les pertenece, sus territorios.
Históricamente Santiago del
Estero ha tenido una problemática con la tenencia de la tierra pero
en los últimos años ésta se fue incrementando, con el avance de la
frontera agropecuaria y los violentos desalojos que muchos pobladores
han sufrido de sus propios territorios, donde viven y trabajan desde
generaciones.
Frente a esta situación,
¿Cuáles son las posibilidades? ¿trabajar una tierra rentada sin
producir ya los propios alimentos? ¿migrar a las grandes ciudades
para sumar filas al ejército de trabajadorxs precarizados? O
¿encarar la resistencia?
De cómo se construyen
esos “otros mundos”…
El MoCaSe forma parte del
Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), de la Coordinadora
Latinoamericana de Organizaciones del Campo – Vía Campesina (CLOC
–VC) y de la Vía Campesina (VC).
Como integrante de la VC,
movimiento internacional que agrupa a campesinxs, pequeños y
medianos productores, pueblos sin tierra, pescadores artesanales e
indígenas de todo el mundo, se trabaja en políticas y acciones
concretas que promuevan la agricultura sostenible a pequeña escala
en detrimento y como contracara de la expansión del agronegocio.
En
este sentido es importante mencionar dos ideas clave frente a las
cuales el movimiento se constituye como tal: la reforma
agraria integral
y la soberanía
alimentaria.
Ideas que no están aisladas, sino que por el contrario se articulan
con toda una serie de acciones y medidas en pos de una verdadera
transformación social, desde abajo, donde la lucha no es por la
obtención de títulos personales de propiedad de la tierra, sino por
el respeto a las leyes de protección de las comunidades indígenas y
sus territorios en materia de posesión y propiedad comunitaria.
Al respecto de la reforma
agraria integral, Margarita Gómez, de la comunidad de Rincón del
Saladillo señala:
“Es una reforma agraria
que se construye en el territorio, pero también es una reforma
agraria que se construye colectivamente. Nosotros cuando entramos en
una organización pasamos a ser un nosotros, dejamos de ser el “yo”
para pasar a ser un colectivo de personas”
Por
otro lado el movimiento apuesta a un cambio de paradigma en cuanto a
la producción y comercialización de los alimentos campesinos, a
través de la consolidación de fábricas de dulces, quesos,
producción, embotellamiento de miel y carnicerías se intenta que
los productos campesinos lleguen directamente al consumidor a un
precio accesible, evitando de esta manera los intermediarios y
apostando a una alimentación sana.
“A
nosotros no nos molesta que se difunda lo que hacemos, lo que
defendemos, lo que pensamos, para que se haga más visible la lucha.
El campo y la ciudad tenemos que estar unidos. Es el eje que tenemos
que seguir, porque sin la ciudad no seriamos nada, y la ciudad sin
nosotros tampoco sería nada, porque la alimentación sale de aquí,
del la tierra, del campesino, porque los que producen mucho no
producen alimentos sino que producen para forraje de animales de
afuera, y lo que nosotros hacemos queda en nuestro país, alimentando
a nuestro pueblo, con una alimentación sana, no con químicos ni
nada de eso” (Mirta
Coronel, comunidad Rincón del Saladillo)
Todas estas acciones están
articuladas con una fuerte apuesta del movimiento al eje educativo,
entendiendo a la educación – formación política como la columna
vertebral de la organización.
A
mediados del año 2007 se abre la Escuela
de
Agroecología,
ubicada en la localidad de Quimili y fruto de una larga historia de
educación popular del movimiento. Actualmente acuden a la misma más
de 80 jóvenes de Santiago del Estero y otras provincias.
Paralelamente se está terminando de consolidar el proyecto de la
Universidad
Campesina UNICAM Suri,
en Ojo de Agua, al sur de la provincia, la cual comenzó a
construirse en el año 2010.
Respecto a la importancia de
formarse por dentro y fuera de la escuela, Mirta señala:
“Tenemos
una escuela de agroecología, nuestros jóvenes de cada comunidad
están viniendo. Tenemos muchos egresados que están coordinando
materias. Este fue un gran logro de nosotros, los viejos, le damos
esa valentía a los jóvenes, porque son ellos y ellas las que mañana
o pasado van a seguir este camino, y para eso tenemos que dejar
formado ese camino, con nuevas ideas, estrategias”
“Nosotros
en cada comunidad tenemos que ir aprendiendo de lo que ellos traen.
Yo tengo mis hijos que están viniendo a la escuela de agro, y cuando
vuelven van trayendo deberes, van trayendo cosas, y bueno yo me pongo
a leer y a pensar, y una va aprendiendo junto con ellos”
El movimiento sabe y
entiende que la lucha no la hacen solos, sino que hay que unirse con
compañerxs de las ciudades que también se movilizan por la defensa
de territorios y alimentos sanos. En este sentido trabajan en
coordinación con organizaciones del Gran Buenos Aires, nucleadas
también al MNCI, así como también participan en charlas y
actividades en escuelas y universidades para difundir el movimiento:
“Hablamos con los
jóvenes de las escuelas, universidades. Vamos a dar charlas sobre lo
que es el movimiento. Nos hacernos conocer, porque a veces en la
universidad se estudia, pero en los libros, todo libros, y a veces la
realidad en el campo es otra cosa.
Muchos
chicos que estudian agronomía han venido de pasantía, y han visto
otras cosas, se sorprenden de lo que uno defiende, de la naturaleza,
la manera que uno produce, que no se necesita agro tóxicos, se puede
producir lo mismo” expresa
Mirta Coronel
Presos en sus propios
territorios
Y la lucha es continua, como
dicen desde la organización hay que estar siempre ALERTA. Durante la
marcha convocada por el movimiento el viernes 5 de Agosto en la
localidad de Quimili, las miradas y los gritos pidiendo justicia
estuvieron puestos en el conflicto de tierras que atraviesa la
comunidad de Yaku Cachi en Bajo Hondo y en un intento de visibilizar
en toda la comunidad la violencia diaria que muchas familias
campesinas están sufriendo a tan solo 80 kilómetros de allí.
El empresario Orlando
Canido, dueño de la marca de gaseosa “Manaos”, y su mano derecha
local: Lachy Letonai, no solo contrataron a una patota de sicarios
armados para amenazar de muerte a las familias campesinas, sino que
también quemaron sus viviendas, corrales, envenenaron el agua de
consumo y mataron animales.
La
justicia santiagueña restituyó la posesión de las tierras a las
familias de la comunidad, sin embargo el empresario sigue
persiguiendo y hostigando con matones a campesinxs, niñxs, mujeres y
personas mayores que resisten por y desde sus territorios, en acampes
improvisados y con muy poco, pero con algo fundamental: dignidad,
valentía y como se leía en un cartel: el
corazón en lo alto.
En la actualidad la única
“seguridad” que la comunidad tiene frente a decenas de sicarios
que se pasean en camionetas 4 x 4, es un puesto policial donde
algunos oficiales (sin móvil) “vigilan” que todo esté en orden.
En
tiempos turbulentos, se vuelve inevitable y necesario volver a
preguntarnos ¿qué carta juega el estado provincial en todo esto?
¿Qué rol deberían cumplir los medios de comunicación frente a
semejantes
actos de violencia y abuso de derechos? ¿Qué sucede cuando el
gobierno se vuelve un aliado más (tal vez el más importante) de las
grandes corporaciones y da rienda libre al desmonte, la imposición
de monocultivos y los paquetes de agrotóxicos?
Quizás sea este el momento
donde se hace más fuerte la necesidad que Mirta, como la de otrxs
compañerxs del movimiento señalaban, de unirse y trabajar en
conjunto: el campo y la ciudad, de entender que a pesar de la latitud
en la que estemos, las múltiples banderas que levantemos, y los
miles de idiomas en los que hablemos, la lucha muchas veces es la
misma, y para darle batalla es necesario organizarse, recuperar la
confianza y la historia propia, reivindicar también aquellos saberes
no certificados y el poder de la autogestión. Y por último pero no
menos importante salir de la individualidad y de la comodidad del
“Yo”, para comprometernos con el Nosotrxs.
¡Ni un metro más la
tierra es Nuestra!
¡Cristián Ferreyra y
Miguel Galván PRESENTES, Ahora y SIEMPRE!
(*)
Maestranda
en Antropología Social y becaria del CONICET.
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