Cine argentino Fernando Birri


Tire dié
Semilla Documental. La primera escuela de cine de Latinoamérica.
(Revista Barriletes Setiembre 2017 - Nota de Tapa)




El tren llega al terraplén.
Aquí se unen los chicos que han corrido por la pasarela atravesando el último tramo sin lajas,
los que han corrido por debajo y los que por ser muy chicos o menos audaces se han amontonado a los dos lados de las vías esperándolo allí.
Tire dié diga, tire dié, tire dié diga, tire dié!", es la gritería general.
Con una encuesta al guardavía se completa el cuadro de riesgo y cotidianidad del hecho. Al tomar la curva el tren acelera y retoma su ritmo normal. Después de la "manga", hacemos una encuesta entre los pibes que se van dispersando, para saber cuánto dinero sacaron y qué harán con él: jugárselo, llevarlo a sus casas para contribuir en el presupuesto familiar, comprar cigarrillos y golosinas, ir al cine. La barriada recobra su fisonomía habitual. Finalmente comenzó la filmación. Los alumnos, organizados en equipos de filmación y de encuestas, anotaban las correcciones de la experiencia en sus cuadernos diarios. (del Diario de filmación de “Tire Dié” – Fernando Birri – Manifiesto de Santa Fe - 1962)


La década del 60 fue un momento fundacional en el cine latinoamericano. La película Tire dié, fue coordinada por Fernando Birri y dirigida por sus alumnos de la Escuela Documental de Santa Fe que produjo una ruptura de la mirada social en aquellos tiempos. Este film se originó en una fotodocumental y a partir de esa experiencia se decidió trasladarla al cine. Birri la llamó la primera encuesta social filmada, que prendió el micrófono a quienes jamás hubieran llegado a la pantalla. A más de 40 años, Mario Manteka Martínez -junto a su compañero de estudio Santiago Salerno- reivindican en un trabajo de investigación, a los pioneros del cine documental social que abrieron camino para que el cine deje de pertenecer a una élite y comience un camino de masificación y democratización que lo haga accesible a clases sociales medias y bajas.


Como profesor de historia y a la vez realizador audiovisual entrerriano, Manteka enfoca el cine como modo de intervención social. Con Semilla Documental, junto a Santiago Salerno, se propuso reconocer y demostrar el peso político y cultural que tuvo la primera Escuela documental de Cine de Santa Fe. Esa mirada documental de nuestros pueblos maniatados y olvidados. En ese camino de rescate, iniciaron una investigación sobre la historia del Instituto de Cinematografía de la UNL, también llamada Escuela Documental de Santa Fe. En la búsqueda hallaron abundantes archivos, entre los cuales se centra la figura gigantezca de Fernando Birri, con el clásico Tire dié. De pronto a la par de este cineasta, también hay otros realizadores del cine argentino que al igual que Birri sostuvieron este espacio de creación y ruptura. Un proceso bastante complejo impactó en esa Escuela Documental que fue clausurada definitivamente por la Triple A en 1975. (1)



El proyecto audiovisual “Semilla documental” obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes. Consistirá en demostrar que ese cine revolucionario no murió con el cierre de la Escuela Documental. “Una década después renace como la semilla que lleva el viento en nuestro país y en toda latinoamérica, y en otras escuelas como fue el Instituto Superior de Cine y Artes Visuales” declaran hoy estos jóvenes a modo de semblanza.

Consiste en un cortometraje documental– explica Manteka a Radio Barriletes- Es un trabajo que condensa lo que es la pelea por un cine popular y latinoamericano. Remarcar una escuela de cine, que se ubica como la primera en Latinoamérica según lo que hemos investigado. También en paralelo se trata de un cine comprometido, que vino a romper con el cine establecido que se venía realizando hasta ese momento. Ya tenemos realizado un teaser -una pieza audiovisual previa al thriler- para que se tenga una idea de por dónde va el camino de la investigación. Allí se verán los testimonios de estudiantes egresados de esa Escuela Documental de Santa Fe: Rolando López actual director y docente del Instituto Superior de Cine y Artes Visuales y Carlos Gramaglia que actualmente vive en Córdoba mixturado con algunos fragmentos de cortometrajes realizados.

¿Cuál es la particularidad del cine producido por la Escuela Documental de Santa Fe?
Tenemos que remontarnos a la década del 50 en Argentina, época en la que se instala mayoritariamente el cine llamado "de los teléfonos blancos" esas películas de Mirta Legrand, de grandes mansiones, que esencialmente reflejan la vida de las clases pudientes de nuestro país. Y cuando mencionan la pobreza la abordan de un modo peyorativo o de adorno. Con el documental Tire dié, se cambia la modalidad de narración, cambia el sujeto protagonista de las películas y la clase social menos favorecida, realmente es protagonista, y comienzan a tener voz en ciertas producciones audiovisuales. De hecho Tire Die - fue muy cuestionada - pero obtuvo premios internacionales, le dio status mítico a esta realización. De alguna forma lo que viene a proponer el Instituto de cine - con Birri a la cabeza- trae todas estas cuestiones. Fernando estudió cine en Roma e Italia, con el florecer del neorealismo italiano, una corriente cinematográfica con una forma de entender el cine post guerra mundial en medio de una Italia destruida y en bancarrota por la guerra, donde hacer cine, era hacerlo con lo que se disponía: al aire libre, con no actores, incluso con película fílmica casi vencida. Estas circunstancias le otorgaban características particulares a las producciones. Birri trajo al país esta forma de trabajo y lo instaura aquí junto a otras personas en este Instituto de Cinematografía y también sienta los pasos de este nuevo cine latinoamericano. Esto sembró una nueva manera, aunque hay antecedentes como el caso de "Las aguas bajan turbias" sobre la dura vida de los trabajadores de los yerbatales en Misiones, pero a través de una ficción. El nuevo cine vino a posibilitar que mucha gente que no pertenecía a la industria del cine pudiera acceder a la formación cinematográfica. Birri democratiza el acceso a la formación y alfabetización audiovisual, de hecho convivían diferentes profesionales junto a estudiantes secundarios, todos produciendo al mismo nivel. Eso es lo que logra esta Escuela de Cine, porque anteriormente cualquier persona que quería hacer cine tenía que irse del país, esto permite democratizar el acceso al lenguaje audiovisual.

¿En qué consiste la investigación de Semilla Documental?
Nosotros nos propusimos ir en busca de los testimonios de estudiantes del Instituto que ayudaron a sostenerlo. Es el caso de Rolando López -egresado del instituto y actual director del mismo- Carlos Gramaglia que estuvo casi los 20 años en el instituto. También entrevistamos a Dolly Pussy quien hace unos años trabajó por ejemplo produciendo películas de Pino Solanas; su último trabajo fue con la película “Revolución” sobre San Martin; ella trabajó en su momento en el Instituto: uno de sus documentales se llamó "Pescadores" que habla de los personajes de nuestro río, de la costa de Santa Fe como de Entre Ríos. Eso es lo que viene a proponer el Instituto: otro tipo de narración y otros personajes. También hemos registrado el testimonio de Jorge Goldemberg - reconocido por realizaciones nacionales - Luis Priamo - egresado del Instituto y co-autor de un libro titulado Fotogramas santafesinos-. En Córdoba entrevistamos al realizador audiovisual Kuki D`Intino que fue alumno del histórico y ya fallecido Juan Oliva, quienes juntos abrieron en esa ciudad una escuela de cine. Todavía tenemos pensadas otras entrevistas más.

¿Pudieron acceder a materiales de la época?
Pasó una cosa loquísima. Con el material de archivo, nos hemos enterado que fue tirado por la misma universidad a un depósito de basura y fue encontrado de casualidad por uno de los hijos de una egresada del Instituto que los rescató y permitió digitalizar ese material. Insertaremos estos registros en nuestra producción audiovisual. Son archivos de nuestra región. Lo que nosotros queremos rescatar y más todavía en este contexto , es la importancia que tiene el cine para una cultura y una nación, para un país, para nuestro pueblo, porque de alguna forma ese cine es el reflejo de nosotros, nuestro espejo, si nos rompen, destruyen o desfinancian nuestro cine nacional, se desvirtúa nuestra propia imagen y en vez de ser mirados por nosotros mismos, seremos mirados por otros, de una manera tergiversada. Esa es la pelea del cine nacional hoy.

¿Este posicionamiento persiste hoy en la Universidad pública?
Si. No es lo que predomina, también hay distintas corrientes. Predomina mucho la ficción. Hay que elegir este cine. Yo como docente de historia también lo elijo por ser un terco defensor de la escuela pública, todo lo que sea público hay que defenderlo.

¿Los materiales de archivo a los que pudieron acceder son similares en su mirada social o son ficciones?
Prima más lo documental, quizás se la llamó por eso Escuela Documental de Santa Fe. Pero hay una variedad de materiales, hay un catálogo abundante de películas. Nosotros hemos rescatado cerca de 20 porque muchas han sido quemadas. Hay una variedad impresionante, una que recuerdo es Reportaje a un vagón, que sigue a un personaje que va de Buenos Aires a su Tucumán natal. Uno se pone a pensar con qué y cuáles han sido las condiciones de realización en los años 60. Cámaras que grababan en segundos y había que cortar y cámaras que grababan sin sonido, es decir el sonido había que editarlo por otro lado, todo artesanal, producciones maravillosas, con una composición muy cuidada y un montaje muy complejo. Otro documental se llama Monopolio, fue el último que se hizo en el Instituto en el año 75, lamentablemente muy vigente, porque analiza lo que es la cuestión de capitales extranjeros y multinacionales en nuestro país en la década del 70, lo explica de forma didáctica y atractiva. Hoy lo miro 40 años después y realmente es atrapante, esta gente tenía bien claro cuál era el rol del cine, que no era ser una cuestión de entretenimiento, sino un trabajo militante y concientizador. Tenemos que ubicarnos entender el contexto: las películas que eran taquilla en los 70 eran las de Porcel, Olmedo, Palito Ortega, Carlitos Balá, todas películas para distraer al público. Ahí tomás dimensión de porqué hay que rescatar a estos referentes del cine, hoy se reedita esa pelea.

¿Por ejemplo en qué condiciones materiales se pudo hacer la película de Fernando Birri?
La película Tire die fue una locura, no sé cómo se les habrá ocurrido grabar semejantes tomas. De ahí el nombre, era un niño de una villa de Santa Fe, cuando pasaba el tren "tire 10 centavos" iban corriendo por el puente, y saltando los durmientes con los canastos con pan que ofrecían. Con todos los riesgos filmaban desde el puente -que estaba a gran altura- y también desde el tren. Eso implicaba otras condiciones de realización. Fernando Birri contaba, en uno de los testimonios, que la gente los echaba a piedrazos y tuvieron que replantearse cómo construir con los personajes del barrio la narración audiovisual. No es que voy y me impongo, había que hacerlos partícipes, esas personas luego llenaron el lugar de estreno que fue en la UNL que provocó estupor. Hay fotos del estreno algunas fueron publicadas, fue todo un sisma que provocó la película y los premios posteriores que consiguió; pero fue censurada en las dictaduras, no se le dio ningún tipo de apoyo económico para presentar la película en otros lugares del mundo, porque no creían en esa imagen de nuestro país. ¿cuál es nuestra imagen ante el mundo?

¿Qué hallazgos encontraste en los testimonios de quienes van a ser parte del documental?
-Todos me han recibido muy bien. Con este proyecto se sienten reconocidos por su trayectoria, se sienten reivindicados - tienen promedio 70 años de edad- de ahí la urgencia por hacer un registro. La que más nos impactó fue Dolly Pussy, porque también hay que reconocer que al menos en ese momento el cine era un ámbito bastante masculino, machista, y ella se ganó su lugar. Ella continúa siendo docente en la universidad pública, ha trabajo en Canal Encuentro, en el 2012 trabajó en la película Revolución y siempre desde el lado militante como ella lo llama. Es muy jugosa su historia, llegó al Instituto por mucha casualidad: por un traspié familiar -ella lo cuenta en la entrevista- por un problema de salud de su padre tiene que quedarse en Santa Fe y su idea inicial era estudiar Psicología a Rosario, pero por cuestiones económicas no puede irse. Entonces trabajó de maestra con el título que se obtenía en ese momento de la secuntaria. Y se dijo “bueno voy a estudiar cine y después me voy a Rosario”. El Instituto le cambia la vida. Conoce a su pareja, profesor de ella y chau, la cambió para siempre.

¿En la actualidad a quién mencionarías como director o realizado realizadora de un cine militante?
Por suerte hay bastante gente, quizás todavía persista una cuestión del anonimato, porque esa gente no sale en televisión. Uno de los referentes actuales que he conocido son una pareja de documentalistas: Ernesto Ardito y Virna Molina. Realizaron Raymundo, es un documental realizado en el 2003 sobre el cineasta argentino Raymundo Gleyzer, uno de los principales referentes del cine combativo y militante que fue secuestrado en 1976 y permanece desaparecido. El documental obtuvo 15 premios internacionales y participó como selección oficial en 40 festivales en todo el mundo. Y somos muchos los que como hormigas andamos por ahí, pero lamentablemente tenemos que pelear por el espacio en la pantalla, que sigue ocupada por las grandes producciones jolivudences. Uno va a cualquier cine y encuentra algo que distrae o la cosa pasatista. Hay que reconocer que en el gobierno anterior hubo una especie de pelea para la producción y quizás lo que sigue fallando es el tema de la difusión y la distribución. Hay un montón de películas pero los grandes cines y las grandes pantallas siguen en manos de compañías extranjeras. ¿Cómo vas a conocer algo que no se difunde? ¿Cómo vas a pelear por lo que no conocés?
¿Vós tenés tus propias producciones?
Si. La productora se llama Chasquiaudiovisual creada hace 9 años. Hay diversos trabajos: realidades escolares en zonas rurales, en zonas de islas, algunas cuestiones folclóricas de nuestra provincia y lo último que realicé es un documental que está bastante activo Los Sepultureros, sobre los trabajadores del cementerio de Paraná. Bastante cruda esa realidad, trabajar con la muerte, ponerle el cuerpo, la cabeza, muy duro. Todo es autogestionado, sin apoyo estatal ni privado, y con lo poco que me provee mi sueldo, y con equipamiento propio. Por el deseo de hacer cine, y por la convicción.


Producir una imagen propia es una necesidad indispensable para toda comunidad que aspira a existir libremente. Lo es para garantizar el intercambio entre los pueblos y el enriquecimiento de las culturas, el fortalecimiento de una cultura universal en la expresión de la diversidad. Sin imágenes propias no existe la posibilidad de dar vida plena a las personas. (Getino, 2005) Las características de este cine político documental emerge en un contexto de industria cultural audiovisual muy poco sistematizada. Ello no impide producir con menos recursos y opaco mercado, y empujar desde este enfoque social el futuro del cine en nuestro país: una genuina industria cultural que exprese íntegramente nuestro imaginario.

(1) En 1956 nace en Santa Fe la primera escuela de cine argentina y latinoamericana. Bajo la dirección de Fernando Birri, y con el apoyo de la Universidad Nacional del Litoral, se crea el Instituto de Cinematografía de la UNL. Más conocida como la “Escuela Documental de Santa Fe”, esta incipiente institución cobija a cientos de estudiantes y docente que sientan, sin sospecharlo, las bases del cine social latinoamericano. El cierre definitivo no resulta en la muerte de la Escuela Documental de Santa Fe, ya que varios de sus estudiantes y docentes abren nuevas escuelas de cine en la Argentina y en Latinoamérica. Así nacen, entre otras instituciones, la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños en Cuba (1986), el Taller de Cine de la UNL (1985) y el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales (2004).
Fuentes consultadas:
- MARTÍNEZ, Manteka – Proyecto audiovisual “Semilla Documental. La primera escuela de cine de Latinoamérica” - 2016
-GETINO, Octavio - “Cine argentino entre lo posible y lo deseable” - Ediciones CICCUS – 2005
-COUSELO, M y otros – Historia del Cine Argentino – Centro Editor de América Latina – 1992





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