Las infancias en Barriletes

(Revista Aniversario - Barriletes Agosto 2017 - Nota de Tapa)

Por Milena Frank






Barriletes meteretes
trepan
suben
como anzuelos
al revés
para pescar
una nube
que tenga
brillo
de pez.

-Laura Devetach-


En este mes de agosto, la Asociación Civil Barriletes cumple 16 años. Tanto para quienes nos
fuimos sumando en diferentes momentos, como para quienes comenzaron a remontar este proyecto solidario, 16 años es mucho tiempo. Y aún más en el contexto político, económico y social en que vivimos. Autogestionar una organización social que milita por la promoción de derechos y el libre acceso a la cultura y la comunicación es un acto de resistencia. En un panorama nublado en el que, si levantamos la mirada, podemos ver a grandes rasgos: inversiones extranjeras, precarización laboral y despidos, falta de políticas públicas y de salud, discursos que atentan contra la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, contra la libertad de vivir nuestra sexualidad, la libertad de expresión, la educación pública y gratuita, la producción de conocimiento. En medio de la creciente tormenta y la aparente ausencia de horizontes colectivos, me interesa en esta nota volver a preguntarnos por las infancias, al igual que lo hicimos en la primera revista Barriletes y similar a como lo hicieron Octavio Alarcón y Darío Cagliero en la nota de tapa del mes anterior.
¿Por qué insistir en hablar de las infancias? ¿Qué saberes hemos construido sobre el tema en Barriletes? En principio, creemos que la infancia no debe ser una cuestión privada, sino un asunto público, cuyo presente respecta a toda una serie de responsables que van más allá de las familias, docentes, talleristas. Barriletes surge como organización social en el año 2001, un momento histórico en que el Estado estaba ausente del asunto de la infancia, asunto que entrama a su vez, una red de problemáticas que inciden directa o indirectamente en niños y niñas. En un mes electoral, y en el contexto complejo para tantas familias, otra vez nos preguntamos por modos de habitar e intervenir en los espacios públicos cuando el Estado mira para otro lado. Es por eso que en esta edición de mes aniversario quiero apuntar algunas ideas que tenemos quienes trabajamos con infancias en Barriletes. Reuniré para eso voces de barrileterxs con distintas trayectorias de vida y participación en la Asociación, hiladas por una serie de preguntas que sirven de andamio para este texto.
Niños de la Casa Hogar Chicos de la Calle - Tapa de la Revista Barriletes Nº 0 

Primero pensar en los niños y niñas
Desde la revista número cero rememora Verónica Nardiny aquellas primeras reuniones lo primero que pensamos es en los niños y las niñas, que en ese momento deambulaban a la madrugada delante de nuestras narices. Delante de las narices de toda la ciudadanía. Realmente era caótico, desértica la presencia del Estado y la posibilidad de que esta población pudiera zafar de determinadas condiciones. Entonces la primera chispa que despertó toda esta historia fue esa realidad que nos partía al medio porque superaba ya el pensamiento y la sensibilidad. Pensando en ellos es que pensamos Barriletes. Desde ese punto cero es que la idea se fue construyendo. Primero pensamos en los niños y las niñas, en esas infancias desterritorializadas, y después pasamos a pensar en esos adultos sin trabajo que podían darles el sustento por mano propia y no esperando nada del Estado. Entonces surge esta posibilidad de convocar a familias que tenían sus niños también en riesgo.
Pensar y gestionar un proyecto social ante la ausencia del Estado es un plan que se repite también en otros lugares del país. Es una respuesta al mínimo accionar estatal como consecuencia de la propuesta neoliberal que condujo a la crisis política y económica que estalló en 2001. Frente a este panorama devastador, distintos colectivos se proponen “la necesidad de reconstrucción del espacio público” para poder pensar intervenciones más allá de las políticas estatales, claramente ausentes en ese momento. Al decir esto, recuperamos a Hernán Ouvina (2004), un investigador que piensa el lugar que ocupa el Estado en Argentina y el fenómeno político y económico de los años noventa. Como señala Ouvina, frente a la progresiva ausencia del Estado en esos años, hasta el estallido de la crisis, comienzan a surgir distintos movimientos y colectivos entre los cuales ubicamos a Barriletes, que se proponen como comunidades políticas que buscan subvertir las relaciones de producción capitalistas ¿Cómo? Por ejemplo, visibilizando temas que no están en la agenda social, reconociendo alteridades, o también, trabajando junto a las infancias en tanto asunto público y responsabilidad que nos compete a todxs.

Se trata de habitar lo público de otra manera: haciendo talleres en las plazas, festejando un carnaval, charlando en la radio con el presidente de una vecinal, ensayando con la batucada, tejiendo vínculos con escuelas, centros de salud, universidades. Habilitando así espacios de encuentro, compartiendo con otrxs, dando tiempo, como destaca en este recuerdo Alicia Cidin: cuando había cine en Barriletes íbamos y nos quedábamos hasta tarde a mirar películas y después los niños nos contaban qué les había parecido la película y qué sentían ellos o qué habían interpretado. Y bueno, ellos iban y se tiraban ahí a mirar películas, y era como un espacio de encuentro y de compartir que ellos lo necesitaban, porque ellos mismos te lo pedían. Llegaban, se instalaban ahí, miraban la película, se levantaban y se iban. Pero vos tenías ese tiempo en que estabas compartiendo con el otro, y donde ellos se sentían acompañados y sabían que hay alguien en quien pueden confiar, contar. Eso estaba re bueno.
El Colo Foquina, uno de los primeros niños barrileteros participando de la Marcha de los Chicos del Pueblo cuando pasó por Paraná

¿Por qué las infancias en plural?
Hace algunos años, junto al equipo de talleristas de Barriletes, nos propusimos reflexionar críticamente sobre la idea de infancia con la que llegamos a la Asociación, una idea que fuimos revisando y volviendo a construir colectivamente. Esto es así porque entendemos que la noción de infancia es una noción construida social e históricamente. No siempre lxs niñxs ocuparon el mismo lugar social. Hace apenas medio siglo, con la Declaración de los derechos del niño, y posteriormente con las distintas legislaciones nacionales, se estableció una concepción de niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho. Consideramos que este logro es el punto de partida para pensar abordajes que busquen ser integrales, en los que niños y niñas puedan desplegar sus subjetividades autónomamente, expresarse, jugar, imaginar. Sobre esto, Amandine Adnane comenta: la parte del plural en la concepción de infancia es super importante, es parte de nombrarnos y nombrar a las infancias en el sentido de que no hay una infancia con mayúscula, única y unitaria para todos, sino que entendemos que hay diferentes infancias, diferentes modos de transitarlas, infinitas, en el sentido de que somos todos distintos como sujetos. Poder enunciarnos y enunciar las infancias en plural es ser abarcativos e inclusivos. A su vez, cuando hablamos de infancias en plural nos incluimos, para poder recordar nuestras infancias como talleristas, cómo las hemos transitado, quiénes éramos en aquellos entonces, y quiénes somos hoy, qué parte de esas infancias viven en nosotros y nosotras. También para ser más honestas frente a los niños, niñas y adolescentes, que son los verdaderos actores de los talleres. Hablamos de infancias en plural para entender que cada uno transita a su manera, con adultos responsables que lo acompañan, no dejando afuera ninguna subjetividad.
Cuando hablamos de infancias, entonces, nos referimos a tránsitos múltiples, diferentes y actualmente cada vez más afectados por la desigualdad. En este sentido, no es una cuestión menor, como decíamos antes, habilitar espacios y dar tiempo para que niños y niñas puedan ser niños y niñas, acceder a distintos bienes culturales, jugar, crear e imaginar, al menos por un rato. Ese es un objetivo de los distintos talleres que proponemos. Conjuntamente con esto, no debemos pasar por alto que más allá de todo, en cada encuentro con lxs niñxs construimos vínculos. Por eso, no nos da lo mismo con quienes compartimos los talleres, por eso planeamos proyectos con una cierta regularidad y constancia en un mismo lugar. Verena comenta sobre esto en su entrevista: ese concepto del trato que se maneja acá en Barriletes, conceptualizado o no, se ha dado de una manera totalmente natural y tiene mucho más que ver con alojar a un sujeto, que no es un número más, tienen su particularidad, la cosa que los distingue, su propia historia, nosotros sabemos de dónde vienen, su familia, lo que les gusta, lo que no les gusta. Creo que básicamente ese es como el gran secreto, cuando vos los podes nombrar a ellos y verlos desde un lugar de paridad, eso es lo que promueve que se genere un vínculo que nos permita lograr un trabajo distintivo.
Pensar las infancias, las ideas con las que llegamos a un taller, las ideas desde las cuales comunicamos lo que hacemos es una tarea en la que nos parece necesario ocuparnos. Sobre esto, Lautaro Maidana comenta: creo que en los últimos años en Barriletes hay una preocupación constante por explicitar, a partir de un gran abanico de opciones, qué entendemos por infancia y por qué infancia queremos trabajar. Esto, para ser coherentes y responsables. Puesto que no ignoramos que hay una Ley nacional de protección integral de niños, niñas y adolescentes, que como Barriletes llevamos adelante varios modos de cooperación con diferentes organismos del Estado. No podemos dejar de lado ciertos lugares comunes con respecto a qué entendemos por ser niñx, qué entendemos por ser y/o estar saludable, enfermo, digno. Qué entendemos por tener, esperar, o trabajar por un futuro mejor, un país mejor, más digno para todxs, donde las instituciones funcionen bien, sean justas y accesibles.
Pienso que si otros aprenden a mirar cómo dos o tres talleristas de una Organización social trabajan en una Escuela, por ejemplo, para garantizar una cosita pequeñita e insoslayable como es la poesía, esos otros van a poder inquietarse un poco y pensar las infancias, lo político, y el cambio, de otra manera. Hay que insistir e insistir e insistir para dejar marcas en otros. Y mirarnos también a nosotros, hacer el esfuerzo, para ver qué tan coherentes somos con lo que postulamos, por qué idea de infancia estamos luchando.
La búsqueda por construir saberes y el intercambio es una constante, como señala Lautaro. Ya desde que comenzamos con la revista hasta aquí, hemos ido repensando los modos de nombrar a las infancias, siempre entendiendo a lxs niñxs como sujetos de derecho, y por tanto, cuidando que el modo en que hablamos de las infancias y las adolescencias no excluya, sino que aloje a aquellxs otrxs con quienes trabajamos.

¿Qué significa comunicar con y sobre infancias desde medios de comunicación comunitarios?
Conjuntamente con la revista, Barriletes también es una radio. Ambos medios de comunicación los pensamos como espacios desde los cuales es posible plantear y generar una agenda alternativa a la que proponen los medios masivos de comunicación. En este sentido, Pamela Schaab habla sobre la radio como medio de comunicación comunitaria en relación con las infancias: es importante poner en agenda temas tanto de niñez como de adolescencia, porque están considerados entre un grupo minoritario, a los que no se les da voz y muchas veces también hablan por ellos.
Es importante remarcar que nosotros trabajamos con un paradigma de la comunicación, la información y la noticia no como mercancía, sino como un derecho. Y partiendo de ahí, considerando la información como un bien público a la que todo ciudadano, y cada niño, niña y adolescente, como sujeto pleno de derechos, debe acceder libremente para ejercer otros derechos. O sea, debe tener acceso a esa información que nosotros entendemos como bien público para poder ejercer otros derechos. Lo que nos proponemos entonces desde la comunicación que hacemos es no abordar los temas que instalan en la agenda mediática como un hecho aislado, no enfatizando en la condición social, legal de ese chico o adolescente. Esas temáticas tienen que ser visibilizadas como problemáticas sociales y no como un caso individual, de una manera integral.
Poner en agenda temas en los que ellos sean protagonistas de esos temas, comunicar lo que a ellos les pasa, cómo ellos sienten, cómo viven cada situación. Porque saben qué decir, cómo comunicar lo que les pasa, lo pueden narrar y me parece que por ahí tenemos que ir. Sobre todo para también ver qué sentidos de niñez y adolescencia queremos instalar en los medios. Y en cuanto al tratamiento también. Apostamos por el tratamiento responsable, comprometido. Saber cómo encarar y abordar determinadas temáticas. Saber cómo recurrir a voces autorizadas como fuente de consulta. Queremos que eso pase acá.
Considero que si no lo hacemos acá ¿dónde lo vamos a hacer? ¿Dónde nos vamos a permitir pensar en una comunicación comprometida, responsable, que dé otro tratamiento a las informaciones que la que comúnmente se ve? Me parece que este es un espacio fundamental. Para mí es un espacio de aprendizaje y todo un desafío. Te llevará otro tiempo, porque seguramente abordar determinado tema con otra mirada, con otra perspectiva un poco más involucrada y profunda te lleva otro tiempo. Pero bueno, nosotros lo asumimos. Queremos que así sea.
Trabajamos por una práctica periodística que esté orientada a comprender las problemáticas que implican a la niñez y la adolescencia desde una mirada más amplia. Esto se logra, por ejemplo, siendo cuidadosos en el uso de lenguaje, evitando generalizar, estereotipar, utilizar términos descalificadores o discriminatorios. Esto también nos hemos replanteado y nos han ayudado a verlo las organizaciones sociales con las que trabajamos, amigas de Barriletes.
Lo mismo dice Verónica Nardin con relación a cómo comunicar sobre infancias en un medio gráfico, como es la revista Barriletes: la construcción de la idea de infancias realmente me fue cambiando después de participar como comunicadora, como editora en la revista. Fue modificándose porque en un principio eran “niños de la calle” y después esta idea de “niño objeto” se fue transformando debido a que fuimos intercambiando ideas con otras organizaciones que ya tenían otra perspectiva de la niñez como derecho y no como un objeto a abordar. De ahí pasamos a niños y niñas en situación de calle, en situación de pobreza, de riesgo. O sea, primero está la integridad de ese niño o niña, y después por supuesto comenzar a tener contacto directamente con la familia de los mismos vendedores que de ahí comenzó a surgir ese otro Barriletes abocado a crear espacios de encuentro con esos niños y niñas, desde la educación, el arte, la lectura hasta el día de hoy que estoy tan orgullosa también de ser parte de un Barriletes con proyectos políticos y con posicionamientos respecto de las infancias que son tan diversas y complejas. Es una infancia que nos enseña… el estar con ellos para escuchar que la vida tiene otra piel y aprender desde ahí. Así que desde la revista tratamos constantemente de estar atentos y atentas a promocionar este modo de ver la infancia, no como una cosa totalizadora sino como un proceso que se transforma y se potencia en otros modos de ver el mundo.
Barriletes desde el principio no tuvo una mirada asistencial ni hacia los adultos ni hacia los jóvenes ni hacia los niños, siempre son ellos los que también deben poner su impronta, su historia, sus quejas y sus sueños, y junto a ellos creo que hemos podido sostener este
Barriletes.

Construir vínculos: talleres de poesía en escuelas
Hace algunos años venimos tramando vínculos con distintas escuelas de la ciudad de Paraná mediante un modo de intervención en particular: el taller. Invitadxs, en principio, por una docente de la Escuela Nº 1 “César B. Pérez Colman”, conociendo luego a Doly Amarilla, bibliotecaria de la misma escuela, a Graciela Genre Bert, bibliotecaria también pero de la escuela Nº 202 “Gaspar Benavento”. Luego de distintos proyectos en ambas escuelas, hace un año firmamos un Convenio de trabajo, en donde acordamos con cada escuela que el taller de poesía de Barriletes tenga un espacio en la currícula escolar. En los pliegues de la concreción de este convenio hay un camino que fuimos transitando junto a lxs estudiantes de las escuelas, sus bibliotecarias, docentes, directivos. Estos encuentros también han impactado en el modo en que pensamos las infancias en Barriletes, y es por eso que Hernán comenta: uno de los aportes más interesantes que se pudieron dar es el de pensar en forma situada. Me refiero a que institucionalmente, pienso en la escuela Hogar concretamente, que es como el lugar primigenio en donde nosotros comenzamos los talleres, hay ciertas singularidades. Que no se dan en la escuela Benavento, que tiene otra lógica de trabajo, otras singularidades. Me parece que ese tipo de impactos son los que a la hora de pensar otros escenarios, como por ejemplo lo que fue el taller de la Biblioteca Mercedes di Giusto, que era un contexto sumamente distinto porque era la biblioteca del Hospital de niños “San Roque”, esa lógica de formar relaciones, vínculos, se había dado ya previamente en la escuela Hogar por ejemplo. Porque yo también reconozco que en ese lugar, en su biblioteca, se dieron como muchas génesis en cierta forma, respecto de mi formación para vincularme con los docentes, con los niños y las niñas y con los bibliotecarios.
En los mismos términos responde Lautaro: nuestra intervención como talleristas en la Escuela Hogar, por ejemplo, es muy chiquita y muy situada: en un solo grado durante una vez al mes durante todos los meses del ciclo lectivo. A veces pienso que tranquilamente Barriletes no puede estar ahí y que así la vida en esta escuela podría seguir adelante sin más. ¿Por qué será que estamos tan dispuestos a sabotear nuestros trabajos? En seguida pienso en la escuela como una de las instituciones modernas más complejas, que seguimos sosteniendo ante todos los embates, pienso en el clima de calamidad que estamos viviendo, o que creemos que estamos viviendo en este país, que hay que aprender a mirar lo que sí tenemos y podemos hacer en las escuelas, y no las ruinas de un pasado grandioso e irrecuperable. Entonces digo sí, es necesario seguir insistiendo en llevar a la escuela otros modos de leer poesía, otros modos de estar en lo poético. Que son modos más amables, con menos prejuicios y encasillamientos, que hemos aprendido en Barriletes. Creo que Barriletes nos está dando un espacio de formación deslumbrante. No vamos a reformar la educación. Pero sin la intervención de nosotros en nombre de una organización social, la vida de un grupo de niños, de un docente y de un bibliotecario no sería la misma. Hablo de un impacto, que en principio es difícil de medir o asegurar. Pero pienso en Walter, el nuevo bibliotecario de la Escuela Hogar. Charlando con él los primeros meses lo notaba un poco inseguro... quizás no inseguro, pero sí consciente de que él era un extranjero en la escuela primaria (por su formación universitaria, sus trabajos previos en el mismo ámbito). Pero quien, luego de unos meses de charlas, de mostrarle otra manera de trabajar con los materiales de su biblioteca, me parece, se está soltando. Veo en Walter una cierta complicidad entre él y los talleres, complicidad que sabemos construir gracias al vínculo sincero con las personas que trabajamos.

Regalar susurros
Comencé esta nota queriendo reunir algunas experiencias y voces que hablen de cómo construimos infancias aquellxs que hacemos Barriletes. De esas entrevistas me queda la sensación de que es imposible abarcar todo lo que sucede en esta organización. No obstante sí es posible atrapar en las palabras de cada barrileterx modos comunes de pensar el trabajo y la comunicación vinculada a la niñez y la adolescencia. Creo que esto habla de un trabajo colectivo también. Y ahora sí, me gustaría terminar con una escena de taller, pequeña y sencilla.
Todos los jueves por la tarde en una plaza del barrio Paraná V hacemos el Taller de viajes. Compartimos una hora, a veces dos, junto a niños y niñas del barrio. En este espacio proponemos textos literarios y distintas dinámicas para leer, dibujar, escribir, actuar, jugar solxs o acompañadxs. En uno de los talleres de este mes, casi cuando estábamos terminando, C me pide que le regale algo. Pensé un momento y después me decidí. Tomé un susurrador (máquina que sirve para regalar secretos hecha con un tubo de cartón, mucho decorado y una gran pizca de amor) y un libro, Una caja llena de, de Laura Devetach. C ya sabe mucho de cómo funciona esta máquina, así que dispone su oído para que comience mi regalo. Mi voz recorre el interior mágico del susurrador hasta llegar al niño que sonríe y se asombra. Barriletes meteretes trepan suben … “¿Qué regalo es ese?” escucho en el susurrador cuando termino. “Un poema” respondo. “Hola” escucho de vuelta. Y así seguimos susurrándonos un rato más.
El poema de Devetach que elegí como epígrafe habla de unos barriletes que son como anzuelos al revés. Anzuelos invertidos. Regalar un poema, charlar por un susurrador, invertir, dar vuelta. De lxs niñxs con quienes nos encontramos en cada uno de los talleres aprendemos o recordamos esa disposición para invertir. En los dos sentidos de la palabra. Invertir, dar vuelta las cosas, la lengua, las prácticas cotidianas, mirarlas de otras maneras, asombrarse, enojarse, entristecerse, reírse. E invertir tiempos, poner el cuerpo, ocuparse de las infancias, que la infancia nos siga pasando. Porque ellxs nos esperan, cuentan con nosotrxs.

Muchas gracias a Verónica, Alicia, Verena, Lautaro, Pamela, Hernán y Amandine por sus palabras.

Fuentes consultadas:
-Ouvina, Hernán (2004) Las asambleas barriales y la construcción de lo “público no estatal”: la experiencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2002/mov/ouvina.pdf. Consultado el 5/7/2017.
-Revista Barriletes Nº 0, Paraná, 2001.




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