Políticas públicas en Violencia de Género




 Abre muros corre velos. Vivas nos queremos.
 Casa de Protección para Mujeres en situación de Violencia “Inés Londra”

Por Verónica Nardin

Hoy la he visto correr
con sandalias de sangre.
Estas fueron las calles de su mundo.
Indiecita fantasma,
calladita y cantando al mismo tiempo.
Piedra y viento de sobra en este Pucará
que no pudo cuidarte”.

-Liliana Bodoc-
(Fragmento de la bitácora de viaje por el Pucará en Tilcara - Jujuy)


La mesa de luz no aguanta más suspiros. No hay ventana por donde escapar. Todos los techos son de vidrio, el miedo los congela. No hay hendija por donde respirar. Vuelve su ira contra mi y no tengo adónde escapar. A la noche ya no descanso, solo cuando él se va a trabajar. No puedo salir, no puedo pensar. A quién le puedo contar, mi madre pasó por lo mismo, mi abuela sufrió de niña, yo lo viví en la infancia. Esto nunca terminará. Si me callo quizás se calma. Si no lo miro soy invisible. No aguanto más, quiero morir. Puertas adentro me hundo y en mi cuerpo un torbellino de culpas y desesperación. Sáquenme de aquí, no doy más.

Mujeres y niñas desde tiempos milenarios hemos tocado estos límites. ¿Cuántas mujeres puertas adentro sobreviven entre paredes pintadas de miedo? ¿Cuántas naturalizamos ciertas violencias? La muerte a veces ronda en tu propia casa. ¿Cuántas deciden aguantar y mirar la vida desde un pozo negro? Los movimientos de mujeres han logrado visibilizar masivamente una emergencia mundial: la violencia de género, la violencia familiar y las estadísticas de feminicidios.
En los primeros 15 días del año 2018 en Argentina hubo 13 feminicidios, según el Observatorio de la Violencia contra las Mujeres “Ni Una Menos”, perteneciente al Movimiento MuMaLá1. De acuerdo al relevamiento realizado a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2017 se registraron en Argentina un total de 298 feminicidios (dentro de los cuales hubo 16 vinculados de mujeres y niñas y 21 vinculados de hombres y niños); cifra a la que se suman 6 travesticidios.
El 18% de las víctimas asesinadas durante el año pasado habían realizado denuncias previas contra sus agresores y el 12% de dichas mujeres tenían medidas de protección dictadas por la justicia, lo que nos habla de la desidia del Estado en su conjunto, todas esas muertes se podrían haber evitado”, dice Raquel Vivanco, Coordinadora Nacional de MuMaLá. El 28% de las víctimas fueron asesinadas con arma blanca; el 27% con arma de fuego, el 19% mueren asfixiadas; el 16% asesinadas a golpes; el 4% murieron quemadas; otro 4% atropelladas, envenenadas, empujadas desde un balcón, etc; del 2% restante, no se poseen datos. (Fuente: El Once)
La Casa Inés Londra es un refugio destinado a alojar a mujeres en situación de violencia de género. Fue inaugurada en diciembre de 2015 por iniciativa del gobierno provincial, y es uno de los 25 hogares integrales de protección para mujeres en situación de violencia. Constituye un dispositivo específico diseñado para alojar y proteger a mujeres y a sus hijxs, cuando se encuentran en situación de violencia de género y/o familiar. Cuenta con un Equipo Técnico, operadores y operadoras formadxs en la perspectiva de género, que son quienes acompañan el proceso de ingreso, permanencia y egreso de la mujer y de sus hijxs. Actualmente es administrado por el Ministerio de Desarrollo Social a cargo de la Lic. Laura Stratta.
Barriletes visitó la Casa Inés y fue recibido por quienes hoy están a cargo del hogar: Sofía Uranga, abogada y coordinadora de la Casa Inés Londra, y Aymé Flores, psicóloga.

Las mujeres del mundo nos preparamos para una ronda mundial, un paro general de trabajadoras el 8 de marzo. En este contexto, ¿qué significa hoy la existencia de la Casa Inés?
Estar en un lugar del Estado donde se interviene directamente con personas de carne y hueso -expresa Sofía-, donde las mujeres puedan encontrar la oportunidad de salir de la situación en la que están viviendo, tanto ellas como sus hijxs, es un paso importante. Pensar el 8 y el 24 de marzo en la calle, nos interpela. Somos parte de una política pública, acompañando y generando historias en este proceso en el que estamos las mujeres que somos violentadas por el solo hecho de ser mujeres.

Este 8M está vinculado con la organización de las mujeres en la calle, que históricamente es el día de la mujer trabajadora -acota Aymé- Ponemos nuestras reivindicaciones como sujetos políticos y sujetos sociales. En este sentido las mujeres víctimas de violencias, son mujeres que están muy solas, mujeres que se le han roto los vínculos, que les cuesta entender lo que les pasa, sienten que están solas, cuando en realidad es lo que les pasa a todas. Les cuesta dejar el lugar de culpabilidad, y no ven que es una situación social, una cultura que nos atraviesa, aquí intentamos visualizar eso. Quedarse en la individualidad es muy duro, mujeres con 30 años de violencia encima, años que no son fáciles de digerir, porque no han conocido otra cosa. El momento en que las mujeres se juntan y se escuchan se ven reflejadas en la historia de la otra y se hermanan.

Ustedes hoy son parte de un proceso que muchas mujeres soñaron. ¿Lo entienden así?
Hoy somos parte de las conquistas de derechos que prevé la Ley 26485 sobre la protección integral a las mujeres mediante la creación de refugios. No es lo óptimo, porque son los agresores los que tienen que ser separados para que no sigan ejerciendo la violencia. Pero entender las políticas públicas en violencia de género, tiene que ver con las luchas sociales históricas. La construcción de esta casa y de otras 24 casas en todo el país es transversal para la promoción de derechos: apenas ingresa la mujer es entrevistada por profesionales y ahí comienzan a surgir las vulneraciones: la no escolarización, proyectos personales frustrados, embarazos forzados...


Quienes conocemos estas situaciones, sabemos que la realidad es bastante más compleja que una medida automática -aporta Ayme- Estamos acá, en una intervención con la comunidad, si disponen medidas de seguridad, la comunidad puede participar, y las mujeres se pueden sentir parte de una comunidad más grande. Aquí se trabaja para que las mujeres puedan restituir sus derechos, estar mejor y sentirse parte de lo que sucede, no han decidido muchas veces cómo tener sus hijxs, la cantidad, el lugar donde viven, el tipo de trabajo que hacen Para nosotras es muy importante ver la integralidad y la definición de estar libres de violencia, la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos son quizás una de las partes más sensibles, los abusos sexuales en los matrimonios son reales. Por eso nos pensamos parte de aquellos recursos para la restitución de derechos de las mujeres.

¿Qué dispositivos brinda la Casa Inés?
Le damos mucha importancia a los espacios individuales pero también a los momentos grupales, donde surgen las cosas más interesantes –opina Sofía- porque posibilitan el encuentro y poder mirarse entre ellas, muchas veces las intervenciones de otras mujeres respecto de su compañera, son mucho más efectivas que las de las profesionales o lo que una directiva les pueda decir, porque en aquellos casos está dicho desde un lugar de mayor igualdad. Los miércoles a las 15:00 hay un espacio que se llama Diálogos Circulares, es abierto a la comunidad, es un espacio terapéutico para mujeres. A la misma hora hay un espacio para niñxs a fin de facilitar la participación de las mujeres en aquel espacio y a la vez brindar un espacio de escucha hacia lxs más pequeñxs. Otro espacio que se llama Convivencia, que ese sí es solo para las mujeres alojadas, está pensado para hablar cuestiones de la cotidianidad en la Casa Refugio. Los martes a la mañana está el taller de microcréditos o Economía Social que también es abierto para mujeres emprendedoras coordinado por una compañera del Ministerio de Desarrollo Social. Hay otro lugar que se brinda asistido por residentes del Hospital Escuela de Salud Mental que hacen rotación.

La casa es el lugar donde llegan las mujeres después de sufrir mucho y padecer muchos daños –agrega Aymé-, es el último eslabón de una cadena que podría haberse detenido antes. Este es el lugar de rehabilitación de un daño. Hay mujeres que llegan con peligro de vida, están agotadas, hartas, seguramente lo intentaron muchas veces, hemos visto que han podido rehacer su vida y rearmarse.

¿Cómo se puede ingresar a Casa Inés?
Nosotras no recibimos de forma instantánea, se coordina previamente con equipos técnicos o con el Poder judicial porque justamente necesitamos el diagnóstico de riesgo, de lo contrario existen otras vías de intervención previa al refugio. Creemos que nadie debe vivir en una institución, a nosotras no nos parece que las mujeres y lxs niñxs queden aquí, pero es necesario cuando el riesgo es inminente y a la vida hay que protegerla. Una vez que están aquí se necesita trabajar mucho en la reconstrucción subjetiva, en sus proyectos de vida, en reconocer la propias necesidades y las frustraciones.

¿Desde qué perspectiva de intervención trabaja la Casa Inés?
Tenemos aquí una contradicción principal entre la protección y la autonomía. Como feministas y personal del Estado, nos lleva tiempo pensar qué posición tomar ante cada situación que se presenta. Muchas veces no logramos terminar de resolver cómo actuar, porque también hay otra mujer que tiene sus propias decisiones, que quizás no acuerda con las que tomaríamos nosotras. En eso discutimos mucho, y con el resto del Estado, que hace un esfuerzo por salir del paradigma tutelar, es una constante lucha por proteger a las mujeres de ese Estado, no solo del agresor. Aquel Estado que busca controlar, que busca tutelar, es un doble juego, todavía no se puede acostumbrar a que son las mujeres las que toman la decisión sobre sus vidas.

¿Cómo construyen los procesos de autonomía dentro de la Casa Inés?
El ejercicio más fuerte entre quienes trabajamos aquí y las que están alojadas es saber que nos podemos equivocar: no hay una sola manera de criar lxs chicxs o elegir el amor, o enamorarse, en realidad hay muchos procesos personales que fueron diversos, muchas relaciones han sido mejores. A veces le sugerimos que decida ella su propio camino, con sus equivocaciones, todas las mujeres nos hemos equivocado muchas veces. Quizás otras tenemos más recursos para pensar libremente nuestro salario, nuestro proyecto y en eso también nos equivocamos, somos parecidas, tenemos objetivos, también está en el equivocarse una de las posibilidades. Nosotras vamos a estar una o diez veces con cada mujer que nos necesite, por más que haya tomado una decisión que para nosotras era la equivocada. La famosa etapa de la "luna de miel" del agresor después que realizó la denuncia, quizás sea un tiempo y después el hombre sea agresivo, la víctima tiene que saber que las puertas del Estado siguen estando abiertas. La autonomía de las mujeres es una prioridad para nosotras.

La Casa Inés Londra ya cumplió dos años de vida. ¿Cómo evalúan los procesos de las personas que transitaron por la Casa?
─A veces las personas que llegan en peor estado son las que evidencian más rápido su mejoría. Pero a las mujeres que sufren violencia más del orden de lo psicológico muchas veces les cuesta más salir de ese lugar de sometimiento. Entonces nuestra función va en el sentido de salirnos de aquel rol tutelar del Estado y trabajar con ellas la autoresponsabilidad porque la única forma de salir de una situación de violencia es siendo responsable por una misma, empoderarse y decidir cambiar su vida.

¿Cuándo consideran que la mujer alojada está en condiciones de egresar?
En realidad el egreso se piensa desde el ingreso o en la primera entrevista con la persona. Se charla sobre sus referentes fuertes, sus ideas, sus expectativas, y ella expresa sus deseos de dónde quiere vivir, va surgiendo a veces naturalmente. Los vínculos con sus referentes más cercanos a veces están rotos y hay que trabajar para reconstruirlos. La Casa Inés propone un tiempo aproximado de estadía de 60 días como máximo, es importante lo transitorio de la estancia sino se termina abordando una cuestión habitacional, lo cual confunde la intervención. Por supuesto que hay situaciones que duran más tiempo y otras son muy breves. Hay mujeres que quieren irse rápidamente, y otras no. Desearíamos que la mujer tenga un tiempo de elaboración de lo que quiere para su vida.
Es posible intervenir de un modo en el que la mujer tenga la posibilidad de  pensarse a sí misma. El tiempo de la otra es distinto del de la institución, nosotras valoramos los intersaberes tanto de profesionales como de las operadoras de Casa Inés. El tener que acudir a un refugio, desde ya, es una situación incómoda. Para nosotras es sumamente importante escuchar el sentir de todas las actoras de esta Casa, poder pensarse diferente, hay mujeres que desde aquí han decidido ir a vivir juntas.

¿Con qué plantel cuenta la Casa Inés?
La Casa Inés Londra cuenta con alrededor de 30 trabajadorxs. Cada unx tiene una idea de su trabajo, pero nos tomamos el tiempo para acordar pautas, criterios y evaluar situaciones que se dan a diario. Hay situaciones muy diversas. Los recursos que tienen las mujeres que ingresan, la posibilidad de manifestar su desacuerdo, por ahí parece tedioso, pero sin embargo vemos la potencialidad del poder decir lo que no les gusta o no están de acuerdo. El orden y el diálogo para resolver las diferencias, es una cuestión que llevó su tiempo. A veces se solidarizan y se cuidan mutuamente sus niñxs para salir a trabajar. Hay modos de organizarse a veces que surge entre ellas y eso se toma y se acuerda. Este dispositivo como parte de una política pública da respuestas concretas, es un lugar saludable y restituye en muchos sentidos la dignidad. Son varias cosas muy importantes, por eso nos podemos tomar con calma algún planteo que surja, a pesar que el Estado es siempre muy complejo. Las condiciones habitacionales son muy precarias, y el estar aquí las ayuda a pensarse en otras condiciones y vislumbrar cómo quieren vivir y de qué modo. Nosotras valoramos cuando se desea discutir o plantear mejoras en la convivencia de la casa. 

Al momento de egresar una mujer, ¿la Casa Refugio le ofrece herramientas para poder reinsertarse en la comunidad?
Es una línea de acción bastante nueva que estamos implementando. Se trabaja en red con comisiones vecinales, centros de salud y lo que sea necesario para que la persona pueda acudir cuando lo necesite para fortalecer su proceso de restitución de derechos. De aquí se retira con las herramientas básicas de saber qué hacer si le pasa algo, nos contactamos con la Comisaría de su zona, brindamos contactos, acompañamos en lo posible con algún programa social. No se resuelve la violencia solo con estas instituciones necesitamos tenerlo arraigado en la comunidad, todos debemos colaborar, inclusive las empresas, las inmobiliarias a fin de facilitarles la cuestión de la vivienda, son obstáculos a veces que le impiden independizarse. Es importante trabajar con ese sector. Todxs peleamos por Ni una menos.

─¿Cuántas mujeres han ingresado a la Casa a la fecha?
El 01 de diciembre de 2015 ingresó la primera mujer a la Casa Inés. Hasta la fecha han pasado 130 mujeres y alrededor de 160 niñxs. Y desde agosto de 2017 viene en aumento la cantidad de mujeres que se alojan aquí. Los dos eneros pasados casi que no hubo movimiento. En cambio en enero 2018 tenemos la casa repleta: 27 personas (10 mujeres y 17 niñxs) Todas estas intervenciones son parte de material de estudio para poder anticiparse y llegar algunas veces antes que la situación límite. Hay mujeres que ingresan con lo puesto, otras pueden tomar la decisión más pensada de venir aquí. El trabajo de las organizaciones sociales y los movimientos de mujeres, todo ese trabajo es imprescindible porque el Estado no está en todos lados y por suerte las relaciones humanas y solidarias sí están. Eso se puede potenciar dándole un sentido dentro de las políticas públicas, como sociedad civil y trabajando en red, así es como concebimos la política y de este modo los resultados son mucho más efectivos.

¿Las mujeres que han egresado de esta Casa les han hecho alguna devolución de lo que ha significado para ellas el estar aquí?
Sí, son mujeres que incluso hoy continúan vinculadas a la institución. Son historias muy fuertes. Esto ha marcado la relación entre lxs trabajadorxs y las mujeres alojadas, se crea un vínculo muy cercano, la mayoría de las compañeras somos mujeres. Hay chicas que desean terminar su año escolar, y aquí viene una docente durante el ciclo lectivo para acompañarlas, incluso cuando quieren ellas ayudar a sus hijxs en la escuela. La Casa siempre queda abierta para aquellas mujeres que desean tener apoyo o buscar orientación o herramientas para poder encausar su proyecto de vida.


Sala Elsa Díaz
Uno de los ambientes de la Casa Inés fue destinado a ser un Aula Taller. Lleva el nombre de una compañera desaparecida que vivía en esta zona (barrio Consejo) y en su momento participó de las luchas en defensa de la Escuela Hogar durante la dictadura de Onganía, después estuvo presa, trabajadora de la Educación y militante sindical. “Elegimos su nombre para el Aula porque creemos que la lucha de compañeras que se comprometen para transformar su realidad entregando su tiempo es importante para las mujeres que pasan por aquí, que puedan entender que nuestras situaciones de desigualdad y de violencia nos atraviesa a todas y nos tenemos que juntar para poder seguir adelante”. Elsa es una referencia en este barrio, una líder que por ejemplo concretó las cloacas en calle Tacuarí o se iba a la isla a buscar cañas cuando una familia estaba sin techo, trabajaba en defensa de los derechos en plena dictadura, según contaron sus compañeros. En la inauguración de la Sala estuvo presente el hermano de Elsa. “Tenemos una foto de ella que nos indica para dónde hay que mirar. Asistieron sus viejos compañeros del barrio, contaban historias de aquella época. Ese sentido le queremos dar a la casa”, cuenta Aymé con emoción.
La Casa lleva el nombre de Inés Londra, militante de las mujeres campesinas organizadas, compañera en su momento de Mary Chapino, quien fue la primera Coordinadora junto a Silvina Garay, quienes iniciaron el proyecto y armaron el equipo. “Elsa e Inés, son nombres importantes que marcan el sentido de la Casa, además son parte de movimientos de mujeres organizadas, eso es lo que nos interpela”.


Deconstruir el mandato patriarcal
Apenas una mujer ingresa a Casa Inés se inicia un proceso de acompañamiento profesional. Ellas deciden primero hacer la denuncia y luego se activa el protocolo de ingreso a la institución. El equipo interdisciplinario de Casa Inés Londra está integrado por seis profesionales de diversas disciplinas.
El abordaje sobre su situación familiar es lo primero y de a poco vamos trabajando la situación de violencia –nos cuenta Tania González, Psicóloga del equipo-. Intentamos hacer entrevistas a familiares y otros vínculos. Son intervenciones clínicas que tienen que ver con los tiempos de la persona, justamente son procesos individuales en las mujeres, pero también están los procesos institucionales. Como equipo vamos acompañando a la mujer en la toma de decisiones.

¿A qué se apunta con estas intervenciones?
Apostamos como horizonte a que se erradique la violencia, ya sea en las instituciones, lo que implica un cambio cultural. En este trabajo tratamos de acompañar de la forma más humana posible apelando a todos los recursos que nosotros tenemos, intentando deconstruir en este proceso aquellos mandatos que tienen las mujeres, las identificaciones. El espacio “Diálogos Circulares”, en el cual participo junto a la Trabajadora Social, es un espacio terapéutico, una instancia donde trabajamos mucho la deconstrucción de esas representaciones. El haber llegado a la Casa ya es un proceso saludable.

¿Cuáles son los indicios de la capacidad de salir de un círculo de violencia?
Lo más importante es poder reconocer las diferentes modalidades de la violencia, el darse cuenta subjetivamente que cuando egrese de aquí o en otra circunstancia de su vida, debe poder registrar frente a qué está y poder correrse si es que no puede afrontarlo y no quedarse en ese lugar de sometimiento.

Abro la ventana, por fin respiro. Una ronda de mujeres celebra mi proceso, un camino nuevo que no será fácil, pero será mío.

El proyecto Inesita
Las integrantes del equipo de profesionales de Casa Inés junto al equipo de operadoras, llevaron a cabo el Proyecto Inesita en el 2017, con el cual obtuvieron financiamiento desde Desarrollo Social con la participación de la UADER -Dpto. de Economía Social-. Esta iniciativa dio lugar a que se instaure un nuevo espacio de generación de emprendimientos para mujeres que transitan o transitaron por la Casa. La intención de empoderar a las mujeres, posicionarlas en otro lugar frente a lo que implica tener que autosustentarse. Hay algo más que subyace, que tiene que ver con cuestiones históricas como los oficios relacionados al género que ha instalado el patriarcalismo: tareas vinculadas al cuidado, la reproducción, las actividades del hogar. Ninguna de las mujeres que habitamos la Casa está ajena a todo ese proceso que es muy bien aprovechado por el capitalismo, en la división sexual del trabajo.
El haber podido tomar una determinación, otro posicionamiento, poder pensarse en esta posibilidad de generar algo, desde ahí nosotras hemos ido construyendo este proyecto. Se brindó capacitación y formación para recuperar muchos saberes, y a partir de ahí, se comenzó con la puesta en práctica de alguna propuesta para un autosustento.
El Proyecto Inesita pudo generar un producto, como la confección de neceseres, que fue el oficio que más tenía que ver con la realidad con la que trabajamos. Se sumó al proyecto una docente en diseño y confección promovido por la UADER con el aporte de máquinas y herramientas para continuar y eso le dio el empuje al proyecto Inesita. Pudimos participar de una Feria de Emprendedoras de Economía Social en la Facultad de Trabajo Social de la UNER. 






Para contactarse:

Casa Inés Londra – Paraná
Teléfono: 4300033
casaprovincialineslondra@gmail.com








1 El Observatorio de la Violencia contra las mujeres Ni Una Menos del Movimiento MuMaLá –Mujeres de la Matria Latinoamericana– tiene como finalidad incidir en las políticas públicas en tanto las mismas siguen sin dar respuesta a la problemática de la violencia contra las mujeres en nuestro país. A partir del Observatorio, se pretenden generar nuevas estrategias y fundamentos para continuar exigiendo la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres. http://www.observatorioniunamenos.org.ar

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