Entrevista a vendedores

¿Quiénes vocean Barriletes? 
Entrevista a Hugo Pérezlindo y Eduardo Muteverría, vendedores de la revista

Por Verónica Nardin y Lautaro Maidana


La campaña para convocar vendedores y vendedoras continúa vigente. En esta última etapa de la historia barriletera se han sumado dos compañeros más, no solo como trabajadores de esta revista sino como parte integrante del proyecto al participar de encuentros y reuniones para consolidar esta alternativa laboral. En uno de esos encuentros realizamos esta entrevista a dos soñadores de una Paraná con mejor calidad de vida. 


Eduardo Muteverría se arrimó a Barriletes en el año 2017. Se crió en una familia de trabajadores del ferrocarril, y trabajó desde niño como canillita de El Diario de Paraná por más de veinticinco años. Hoy ofrece la revista Barriletes como medio de vida.





─Soy un trabajador humilde –cuenta– pero por problemas de salud no pude seguir con El Diario de Paraná y el Diario Uno, que antes era Hora Cero. La rutina de trabajo era vocearlo y repartirlo, desde las 2 de la madrugada hasta las 9 o 10 de la mañana. Y los domingos me iba a las 11 de la noche para sacar número en El Diario (para que te entreguen el stock suficiente porque de lo contrario se acumulaba mucha gente). Yo tenía buena ganancia, era el 50%: salía $5 y lo vendía a $10. Estoy muy orgulloso de mi formación como canillita. Empecé cuando tenía 7 años de edad e iba a la Escuela Belgrano. Desde ese momento comencé a vender diarios por la mañana, y durante la tarde asistía a la escuela. Había que trabajar; éramos muy humildes. Soy de Paraná, mi infancia la viví en calle Monte Caseros entre Villaguay y Feliciano.

Algunos vendedores y vendedoras tienen experiencia de venta en la calle como canillitas desde niñes. Lamentablemente, el trabajo infantil es una realidad que aqueja a las infancias de un país empobrecido e injusto con la mayoría de sus habitantes. Así les niega a muchas personas la educación y el juego cuando son niñes o adolescentes, y el trabajo digno y las posibilidades de crecimiento cuando son adultes. Las circunstancias de algunes vecinos y vecinas les ha llevado a buscar sobrevivir como sea. Ser canillita es uno de esos modos de supervivencia que les ha otorgado un cierto tipo de sabiduría que les apronta para otros desafíos. Eduardo sabe vender en la calle y contar lo que es ofrecer una revista a voz en cuello.

─Me avisaron que existía la revista Barriletes y caí un día por acá. Y acá voy a seguir; llueve o truene voy a seguir vendiendo revista Barriletes, que no se va a caer –explica Eduardo mientras aún nos resuena la triste noticia de que aquel diario centenario que lo necesitó, pero hoy se desploma gracias a sus accionistas y despide, además, a sus trabajadorxs de tantos años–.

─Sí, se cayó por problemas de administración –refiriéndose a El Diario–. No había honestidad. Fue muy doloroso porque una empresa tan importante no se puede caer así. Muchos de quienes estábamos vinculados con este medio quedamos sin trabajo.

¿Cómo es el trato con tus clientes?
─Tengo buen trato con ellos, me conocen porque antes yo les vendía El Diario. Me alientan a seguir para adelante y que no afloje. Yo ofrezco la revista por la zona del centro: en calle Gualeguaychú, en el Hospital San Martín; tengo clientes en el IOSPER y por la Casa de Gobierno, por la terminal...

¿Es una ayuda la venta de la revista?
─Sí. Quisiera aumentar la cantidad de clientes pero está difícil. Estoy ofreciendo la revista por varios lugares más.

¿Cuáles son tus sueños?
─¡Conseguir una novia! (risas). Y si es en Barriletes mejor. Y conseguir que me donen algún teléfono celular aunque más no sea usado.


Otrxs vendedorxs de revista Barriletes han vivido también diversas experiencias de trabajo, como es el caso del compañero Hugo Pérezlindo, habitante de Colonia Avellaneda (sobre la Ruta 18).


─Soy vendedor en esa zona y en San Benito también. Hace 5 años que vivo allá por una cuestión familiar. Conocí Barriletes por casualidad. Yo estaba en mi casa, había una revista Barriletes arriba de la mesa –no sé quién de mi familia la compró. Entonces llamé por teléfono a la sede de Barriletes y acá estoy. Hace tres años que vendo la revista. Colaboro con la economía familiar, mi mamá es empleada pública, el marido es taxista y con la revista aporto para la economía de la casa. Hoy está bastante fulera la cosa.

¿Cuál es tu historia, Hugo?
─Soy una persona honesta, me gustan las cosas simples: tomar mate, leer un libro... Me encanta leer. Soy simple. Me cuesta hacer amigos, pero siempre fui así. Los clientes ya me conocen, me saludan, ya saben que estoy ahí. Yo soy parte también del equipo que sostiene la Biblioteca Popular "Presidente Avellaneda" de Colonia Avellaneda. En su momento fui recaudador de la cuota de socios y eso me dio experiencia con el trato cara a cara. También me encanta sacar libros de la Biblioteca para leer. Soy un ávido lector.

¿Por qué lugares vendés la revista?
─Por casi toda la zona de Colonia Avellaneda, que es grande, ahora con los nuevos barrios. Vendo por la Municipalidad y el Registro Civil; el centro de Colonia. En San Benito también tengo algunos clientes y quiero expandirme más. Es grande mi zona de venta.

¿Cuáles son los sueños que te gustaría se cumplan?
─En general, que el año 2019 traiga lo principal: trabajo para todos y que se termine la violencia porque estamos en medio de una crisis que yo no he visto nunca y en el lugar donde vivo hay violencia. Deseo que el próximo gobierno haga las cosas que tenga que hacer, sea del color que sea. Que haya trabajo, salud y que pare la agresión: que haya paz.

Las de Eduardo y Hugo son dos historias y realidades que reflejan las circunstancias de vida de una población históricamente excluida de los derechos básicos a tener un trabajo estable, vivienda propia y futuro sin riesgos. La revista Barriletes fue pensada desde su origen para obtener un sustento económico, pero el paso del tiempo nos enseñó que esta actividad laboral solidaria también le permite a muchas personas reconstruir su identidad, recuperar sus historias y enriquecer sus relaciones de vida.

Es en ese sentido que la comunicación se convierte en un territorio de transformación social y comunitaria. Los medios comunitarios como la revista y la radio Barriletes constituyen campos claves de condensación de nuevas redes de poder y de producción cultural, que resisten al pensamiento único del “no hay salida”. Son una oposición real a la cosificación y naturalización de las situaciones de pobreza. Es decir que los medios comunitarios son una manera de hacerle frente a la idea de consumo propia del paradigma de la comunicación como mercancía. Es en estos testimonios donde se recobra la memoria, se tejen nuevos lazos, se rehacen las identidades, representaciones y subjetividades. Una manera de empezar a cambiar la realidad y construir la esperanza de un país con trabajadores y trabajadoras del buen vivir.




¿Quéres ser vendedor o vendedora de revista Barriletes?
Acercate a conocer nuestra casa y te contamos sobre nuestra experiencia de comunicación y esta alternativa laboral. 
Estamos en calle Courreges 189 esquina Perú, de lunes a viernes de 9 a 12 y de 16 a 20. 
Nuestro teléfono fijo es: 0343 – 4070687

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